Un curso de tatuajes es hoy la mejor garantía para la salud de los clientes de un profesional del tatuaje. Lo mismo sucede con el piercing. Y es que tanto el tatuaje como el piercing son prácticas que entrañan ciertos riesgos. Por ello, para evitar heridas innecesarias e infecciones peligrosas, es recomendable confiar en profesionales que, además de su pasión por el tatoo y de su aprendizaje autodidacta, hayan asistido a algún curso de tatuajes en centros especializados. 

Con la generalización de estas prácticas de adorno del cuerpo ha ido aumentando el interés de estos creadores por perfeccionar su técnica mediante cursos de tatuajes o cursos de piercing. Estos cursos les ayudan a cumplir las medidas higiénicas y sanitarias necesarias y les permiten además potenciar su lado artístico.

A la hora de elegir un centro de tatoo o de piercing es esencial valorar la calidad del local en el que se realizan. Siempre nos fiaremos más de un certificado que acredite la profesionalidad del tatuador. Aunque tampoco hay que olvidar que el cliente tiene una gran responsabilidad: en los centros homologados se firma un consentimiento informado. Así se reconoce la importancia de estar bien informado antes de dar el paso hacia esta moda atemporal. Además de comprobar primero que no sea alérgico a los metales (piercing) o a la tinta (tatuajes), el cliente debe conocer los riesgos y saber cómo actuar para minimizarlos.

De este modo, resulta esencial disponer de una información de calidad sobre una serie de curas que son responsabilidad del cliente. Por ejemplo, que mover el piercing dos veces al día y no bañarse en mar o piscinas hasta que haya cicatrizado la perforación. O evitar el sol y utilizar cremas después de la coloración intercutánea. En definitiva, tanto aquellos que imparten cursos de tatuajes y piercing como sus alumnos son personas que trabajan día a día para que esta profesión evolucione.