A la hora de buscar empleo la mayoría nos centramos en la creación del curriculum vitae. Sin embargo, este es solo el primer paso para que una empresa te conozca. Con un simple papel muchos profesionales son rechazados antes de llegar a la entrevista personal. Pero… ¿qué pasaría si conseguimos llegar a la entrevista? ¿Qué debemos destacar si la empresa está interesada en nuestro perfil?

Es aquí en el que se decide casi todo el proceso. Puedes estar muy cualificado para el puesto pero no encajar en el perfil que busca la empresa a nivel personal. La idoneidad de un candidato es esencial y se define no solo por los conocimientos que tenga este, sino por la aptitud, cuan apto eres para el puesto de trabajo al que optas.

¿Qué es exactamente la aptitud? ¿Sentarse bien en la silla? ¿No cruzar los brazos? ¿Dejar hablar al entrevistador? No. Estas cuestiones forman parte de la conversación no verbal y pueden ayudarte a dar una imagen formal y seria pero no es la aptitud, sino más bien la actitud.

La aptitud en este caso se define por las competencias. Los empleadores son expertos en ver aquellas más adecuadas para un puesto de trabajo y, sin tu saberlo, te pondrán a examen desde el momento en el que entras por la puerta.

Para entender todos esto, primero diferenciemos entre Competencias básicas, competencias técnicas y competencias profesionales o transversales. El primer tipo son aquellas que te hacen ser apto para un determinado puesto, bien porque tienes estudios o porque dominas un idioma que es necesario, mientras que las competencias técnicas se definirían como los conocimientos adquiridos después de haber realizado una formación específica. Las competencias profesionales o transversales son  aquellas habilidades y aptitudes que ayudan a desarrollar un trabajo de forma exitosa. Sirven para cualquier profesión y se desarrollan de forma personal, es decir, no se aprenden, se ejercitan y se adquieren.

En las transversales son donde entran las 10 competencias más buscadas por los Headhunters (cazadores de talento):

Adaptación: Tolerancia a los cambios y rapidez a la hora de adaptarse a ellos.

Capacidad de trabajo en equipo: Aunque seas el más cualificado para tu puesto de trabajo, las empresas ven esencial que se trabaje en equipo. La capacidad para organizarse y llevarse bien con otros compañeros es una de las cualidades más valoradas.

Proactividad: Tener la capacidad de tomar decisiones (sensatas) y tener iniciativa sin necesidad de que estén encima de ti todo el tiempo. No quiere decir que te conviertas en el `jefe´ pero sí que puedas asumir responsabilidades y ser lo suficientemente autónomo.

Lealtad: Cuando entras a formar parte de una empresa lo haces en todos los sentidos. Estar comprometido con la cultura de empresa y los objetivos os hará escalar puestos. Esto último se une directamente al punto número 6.

Motivación: Hay que tener siempre mucho entusiasmo y ganas de aprender y superarse. Estas cualidades gustan mucho a los entrevistadores ya que da mucha información sobre la personalidad del entrevistado.

Creatividad: En todos los sentidos. No solo los que se suponen de antemano que tienen que serlo, por ejemplo, publicistas. Se puede ser creativo en cualquier puesto de trabajo, ofreciendo soluciones alternativas, saltándose los estándares para aumentar las ventas o simplemente dando ideas sobre cualquier cosa que se os ocurra.

Orientación a resultados: Hace décadas, era normal que una persona trabajase durante toda su vida en una empresa, incluso en un mismo puesto de trabajo. Hoy en día, esta situación se da cada vez menos (en un próximo artículo os explicaremos la Evolución del modelo de trabajo), por lo que hay que esforzarse por conseguir resultados.

ComunicaciónLa habilidad de relacionarse es esencial y el tener una comunicación fluida y correcta supone la base de cualquier negociación o reunión.

Capacidad de diálogo: Te valorarán como líder si eres capaz de enfrentarte a situaciones tensas con talante y siendo resolutivo.

Ser organizado, respetuoso y puntual: Estas 3 características dan una idea de muchos aspectos que se consideran básicos en un puesto de trabajo y que tienen que ver con la personalidad del postulante.