Hace años que la carrera dejó de ser una garantía para encontrar trabajo. Hoy es casi un mínimo imprescindible al que hay que sumar un sinfín de «complementos»: idiomas, informática, cursos de especialización, habilidades sociales…

Los valores añadidos son la clave para tener más oportunidades que los demás a la hora de optar a un empleo. Uno de esos elementos diferenciales, aún poco conocido y utilizado por los
universitarios, consiste en presentarse a los premios y concursos que convocan empresas, escuelas de negocios y asociaciones profesionales.

¿Qué objetivo persiguen esas organizaciones? Ganar imagen, conseguir prestigio y acercarse al mundo académico. Y, de paso, entrar en contacto con estudiantes universitarios que les
aporten ideas y tengan ganas de trabajar. Es decir, jóvenes con el perfil que esas empresas buscan a la hora de contratar a un recién titulado.

En qué consisten

Hay diferentes modalidades de premios y concursos, dependiendo del tipo de convocatoria:

  • Premios y concursos generalistas. Se dirigen a universitarios de cualquier carrera, desde estudiantes de economía hasta alumnos de periodismo, biología o historia. Deben presentar un proyecto sobre un tema libre relacionado con el área de estudios que estén cursando.
  • Premios y concursos especializados. Sólo pueden optar a ellos los estudiantes de una determinada carrera o área de conocimiento, pero los hay de muchos ámbitos. El tema suelen determinarlo los organizadores.
  • Simuladores de empresa. Son una especie de juego informático que consiste en gestionar toda una compañía o alguno de sus departamentos. Los participantes parten de un supuesto inicial y han de conseguir unos objetivos: desde lanzar un producto al mercado hasta diseñar la expansión internacional de la empresa. El juego los conducirá a obtener mejores o peores resultados según las decisiones que vayan tomando.

Qué ventajas tiene participar

  • Si estás desarrollando un proyecto de fin de carrera y lo presentas a un premio, tendrás la oportunidad de que un jurado lo evalúe y hasta te comente sus puntos débiles y fuertes. Hay organizadores que incluso te orientarán para que lo desarrolles de la mejor manera posible. Si ganas o quedas finalista tendrás la confirmación de haber realizado un excelente trabajo.
  • Los premios para los ganadores merecen la pena: desde dinero en metálico hasta programas master o de postgrado y becas de prácticas en empresas de prestigio. Hay organizadores que ofrecen los tres premios juntos.
  • Aunque no ganes, el hecho de participar es muy enriquecedor. La experiencia práctica que se adquiere desarrollando un proyecto o participando en un concurso de simulación te será muy útil cuando te incorpores al mercado de trabajo.
  • Si participas con otras personas tendrás la posibilidad de poner en práctica una de las habilidades más demandadas en el mundo laboral: el trabajo en equipo.
  • Los premios y concursos sirven de «excusa» a muchas empresas para hacerse con una cantera de talentos a la que recurren cuando han de incorporar personal júnior. No sólo se fijan en los ganadores, sino también en los finalistas y en otros participantes.
  • Indicar en el currículum que has participado en un premio te abre puertas. Es un valor añadido que se tiene en cuenta a la hora de seleccionar a un candidato. Dice de ti que eres una persona con iniciativa, emprendedora y que no se ha conformado con aprobar la carrera sino que ha intentado ir más allá.

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