En un mundo cada vez más globalizado, donde las distancias físicas desaparecen de la mano de las tecnologías, los idiomas se han convertido en la gran baza para triunfar en un nuevo espacio laboral. Los idiomas son hoy en día la clave para hacerse un hueco en el mercado laboral, una pauta que está llevando a que los expertos en traducción e interpretación vivan uno de sus mejores momentos.

Pero dominar varias lenguas no te hace ser traductor; la profesión requiere de especialistas que no se limiten a reemplazar palabras como lo haría una persona bilingüe, sino que puedan transmitir el mensaje original captando toda su esencia. Esto es posible cuando se combinan el manejo de los idiomas con una amplia cultura general, dominio del vocabulario, capacidad de síntesis y, sobre todo, mucha retención memorística. ¿Cómo se puede acceder a una profesión como ésta? Pues de la mano de la formación, con la licenciatura en traducción e interpretación. Los traductores deberán dominar al menos tres lenguas: la denominada A, que es la materna; la B, que es considerada aquélla con la que se trabaja, y la C, que se llega a comprender pero el dominio que se tiene es sensiblemente inferior al de la segunda opción.

Francés, alemán, italiano, ruso o árabe son algunos de los idiomas en los que se centran las escuelas aunque, sin duda, la lengua estrella sigue siendo el inglés. Traducción simultánea para trabajar en congresos y conferencias, interpretación consecutiva en el caso de los profesionales que acompañan a personas que no se entienden entre sí, puestos en ONG, agencias especializadas, en el sector turístico, como freelance, enseñando lenguas, en editoriales o en la elaboración de documentación técnica son algunas de las numerosas salidas que ofrece esta actividad.

Pero lo que está marcando tendencias es la especialización ya que todos los sectores demandan la presencia de intérpretes. En el ámbito jurídico es una de las más solicitadas, sobre todo por su prestigio, ya que el intérprete no sólo traduce los textos legales sino que con su trabajo garantiza que esa versión corresponde a la original. Para llegar a ser intérprete jurado es necesario aprobar el examen realizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Si eres estudiante…

Los estudiantes firman un contrato de trabajo antes de salir de España para tener las espaldas bien cubiertas: ésta es la filosofía con la que se presentan muchas ofertas de centros de estudios de idiomas, fieles defensoras de que la mejor manera de aprender idiomas es viajando a los países en los que se hablan éstos.

Su apuesta pasa no sólo por acudir a los países en los que el inglés, el francés, el alemán o el italiano es la lengua hablada sino, además, por conseguir que sus alumnos trabajen allí, tanto para ganar experiencia laboral como dotes lingüísticas. El alumno cuenta con sesiones dedicadas al proceso de solicitud de empleo, a la redacción de currículos y a las técnicas propias de las entrevistas de trabajo.

Este tipo de centros ofrece una serie de prácticas profesionales no remuneradas para estudiantes universitarios y jóvenes profesionales en áreas tan diversas como el marketing, el turismo, el derecho, las ingenierías, el entretenimiento, el desarrollo de ‘software’, la salud, los medios de comunicación, el medio ambiente o la banca.

En general, se suele pedir que los interesados dispongan de un nivel básico o alto de la lengua a perfeccionar en función del puesto al que quieran optar.

Salir al extranjero como ‘au-pair’

Poco a poco se va imponiendo en España la tendencia de seguir cursos de idiomas en el extranjero, especialmente los protagonizados por el inglés. ¿Por qué? Razones hay muchas, desde convertirse en el camino para comprender otras culturas y abrir la mente, hasta la más esgrimida por todos: aprender un idioma por sus previsibles consecuencias positivas en el mercado de trabajo. Ésta es la razón por la que cada vez más gente apuesta por salir al extranjero para mejorar sus habilidades lingüísticas.

Además, si a ese viaje de estudios se le puede unir la posibilidad de conseguir un trabajo remunerado, nos encontramos con una de las ofertas más demandadas en los últimos tiempos: la de las au-pair, las tradicionales niñeras.

En destinos como Inglaterra, Irlanda o Estados Unidos, las destinatarias, en su mayoría chicas de entre 18 y 28 años, podrán mejorar sus conocimientos de inglés. ¿Por qué es la de au-pair una labor considerada femenina? Porque en la práctica totalidad de los casos las familias de acogida suelen preferir a chicas ya que las labores a realizar se han relacionado tradicionalmente con ellas.

Pero, ¿qué es exactamente una au-pair? Su misión es convivir durante su estancia en el extranjero en el seno de una familia estando a cargo de los niños de la casa y ayudando en las pequeñas labores domésticas, igual que haría una hermana mayor.

Estos programas están abiertos durante todo el año. Su duración mínima suele ser de seis meses aunque en el verano se reduce a tres. El nivel del idioma será el demandado por la familia en cuestión, ya que algunas pueden optar por una canguro que hable poco esa lengua pero que pueda tener conocimientos de otra.

Formación para todos

Pero, ¿quién ha dicho que estudiar idiomas sólo es para jóvenes? Todos los profesionales son conscientes que sin otras lenguas en su currículo no van a ningún sitio, sobre todo teniendo en cuenta la globalización que se vive en todos los sectores del mundo laboral.

El principal «pero» que ponían los profesionales para no actualizar sus dotes lingüísticas era la imposibilidad de acudir a clases convencionales sin descuidar sus obligaciones laborales. Ahora quejas como ésta pertenecen al pasado ya que son muchas las instituciones que han optado por dirigir parte de sus cursos a los profesionales en activo. Entre ellas están las cámaras de comercio.

Un buen ejemplo es el departamento de idiomas del Instituto de Formación Empresarial de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid. Entre sus propuestas dedicadas a los idiomas se encuentran el inglés en el comercio exterior, el alemán, el inglés, el italiano, el japonés, el chino, el francés y el ruso para los negocios, todo dividido en distintos niveles.

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