La relación de hombres y mujeres con el mercado de trabajo sigue dando muestras de que, aunque algo se ha avanzado, aún queda mucho por hacer. Incluso en el sector más joven de la población activa. Y si no, echemos un vistazo al último estudio realizado por el Observatorio Joven de Empleo en España (OBJOVEM), perteneciente al Consejo de la Juventud de España.

El documento deja clara una cosa: el acceso de las jóvenes al mercado laboral es mucho más débil que el de los hombres, habiendo incluso una diferencia del diez por ciento en la tasa de actividad de unas y otros. Una situación que, según el OBJOVEM, viene acompañada de un «menor éxito» en la inserción del sector femenino. Y muestra de ello es que éste registra una tasa de paro del 15,2 por ciento, mientras que la de los varones apenas supera el diez por ciento, aunque esta diferencia se reduce cuando aumenta la edad de los dos grupos.

Ahora bien, si nos centramos en los jóvenes trabajadores, el sector servicios es el que más acapara a este colectivo, si bien de nuevo aparecen diferencias. Y es que la ocupación de las jóvenes en este sector es mucho mayor que la de los varones, alcanzando el 85,7 por ciento (la de los hombres es del 48,1 pro ciento). Pero más allá de la diferencias por sexos, el Observatorio Joven de Empleo ha detectado que la cifra de españoles (mujeres y hombres) y ciudadanos de la Unión Europea (UE) empleados en el ámbito de los servicios es un diez por ciento superior a la de extranjeros.

La situación se invierte, sin embargo, en la construcción. En este sector, el 25 por ciento de los trabajadores es de origen extranjero, mientras que sólo un 14,2 por ciento corresponde a ocupados españoles y de nacionalidades miembros de la UE.

Algo en común: la temporalidad

Esta ya tradicional ‘guerra de sexos’ se calma a la hora de hablar de la temporalidad laboral, donde «la variable género no establece diferencias notables». Pero aclaremos términos. La temporalidad hace referencia a los contratos con duración determinada firmados. Pues bien, los jóvenes son grandes expertos en esta materia, sobre todo para los que tienen entre 16 y 29 años. De hecho, la tasa de temporalidad de la población de esta edad alcanza el 51,7 por ciento.

Esta cifra desciende al 44 por ciento a la hora de hablar de los jóvenes entre 25 y 29 años, una tasa aún alta pero que demuestra que la temporalidad desciende a medida que aumenta la edad, dejando paso a los contratos indefinidos.

Pero las diferencias no sólo existen, en este caso, en cuanto al sexo o la edad. También las hay respecto a la nacionalidad del joven empleado. Desde el Consejo de la Juventud de España afirman, de hecho, que «el porcentaje de contratos indefinidos es menos frecuente entre los trabajadores con nacionalidad extranjera». La temporalidad es, por tanto, no sólo un elemento asociado a la juventud, sino también a la inmigración activa, sobre todo entre varones.

Y en el empleo público, más de lo mismo. Los contratos de duración determinada también protagonizan la ocupación juvenil en este ámbito: la tasa de temporalidad es del 51,4 por ciento para los hombres y del 73,3 por ciento para las mujeres. Éstas son, en este caso, las grandes protagonistas, pues tres de cada cuatro féminas jóvenes que trabajan en instituciones públicas lo hacen de forma temporal.

Y tú, ¿qué contrato tienes?

El último estudio del Observatorio Joven de Empleo en España (OBJOVEM) pone de manifiesto que la ocupación juvenil del país se caracteriza por la temporalidad. Se trata de una de las pocas cosas en común que tienen hombres y mujeres, aunque hay variaciones en cuanto al tipo de contrato de duración determinada. Eso sí, pocos saben cuál tienen. De hecho, el 8,5 por ciento de los jóvenes que en el segundo trimestre de 2007 firmaron un contrato temporal desconoce su modalidad.

El OBJOVEM les da algunas pistas: a la cabeza se sitúa el temporal por obra y servicio, que ha firmado el 18,3 por ciento de los trabajadores jóvenes, si bien es más frecuente entre varones. Le sigue el temporal por circunstancias de la producción, con un 8,8 por ciento.

Un análisis por comunidades

Las tasas de actividad se han estabilizado en todo el país, aunque se han reducido en algunas regiones, como Madrid, Asturias o Cantabria.

La situación laboral de los jóvenes españoles varía en función de la región a la que pertenezcan, si bien hay factores comunes en todo el país. Es lo que ocurre con la tasa de actividad, que durante el segundo trimestre de 2007 mostró una «notable estabilidad», pasando del 66,2 al 67,1 por ciento. No obstante, Asturias, Canarias, Extremadura, Cantabria y Madrid han visto reducir sus niveles de ocupación, aunque de forma poco relevante. De una forma u otra, el estudio del OBJOVEM pone de manifiesto que las tasas de actividad son mayores para la población joven que para el resto.

Ocurre lo mismo con el nivel de paro, mayor cuanto más joven es el trabajador. De hecho, la tasa de desempleo de los jóvenes españoles es un cinco por ciento superior a la registrada por el resto de la población. Destacan los niveles registrados en Ceuta, Melilla (30,4 por ciento) y Extremadura (17,7). Eso sí, según el Observatorio, «se detecta una tendencia a la reducción de las tasas de paro».

Respecto a la temporalidad, a pesar de ser algo común en el empleo juvenil, hay siete regiones en las que las cifras de jóvenes con un contrato indefinido supera a la mitad de los empleados: Cantabria, Castilla y León, Baleares, Cataluña, Madrid, Navarra y La Rioja.

Horas extra sin pagar

Las mujeres jóvenes son las más propensas a buscar un empleo a pesar de estar ocupadas. También son las que más apuestan por la formación continua ocupacional.

Con independencia del contrato que los jóvenes hayan firmado, destaca la proximidad de las horas recogidas en éste y las realizadas. Hasta ahí, todo va bien. Los problemas surgen, como viene siendo habitual, a la hora de realizar horas extraordinarias y, sobre todo, de pagarlas.

El Observatorio Joven de Empleo ha detectado en este ámbito el alto número de trabajadores jóvenes que trabajan fuera del horario habitual, que supone un 8,2 por ciento del total. ¿En qué se traduce esta situación? En 7,79 horas trabajadas de más y no pagadas, cifra que asciende incluso a 8,27 en el caso de las mujeres jóvenes.

Éstas son también las protagonistas del subempleo por insuficiencia de horas. De hecho, las mujeres son las que con mayor frecuencia buscan un empleo a pesar de estar ocupadas. En concreto, lo hace el 12,1 por ciento.

Y son también las mujeres las que más apuestan por realizar cursos de formación continua u ocupacional, sobre todo cuando su contrato es temporal. Algo que, según el OBJOVEM, puede estar relacionado con la sobrecualificación que se detecta entre las féminas más jóvenes.

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