Los jóvenes están, tristemente, muy vinculados a los contratos temporales y son quienes más dificultades encuentran para acceder a un puesto de trabajo. Así se desprende del estudio Generación Y y mercado laboral: modelos de gestión de Recursos Humanos para los jóvenes profesionales, elaborado por el Instituto de Empresa y patrocinado por Adecco. Esta generación incluye a aquellos jóvenes, de entre 18 y 24 años (es decir los nacidos entre 1980 y 1986), que inician su acceso al mercado laboral.

Estos jóvenes se ven afectados por una visión proteccionista de la gestión del ciudadano, incluida dentro del denominado ‘estado de bienestar’. Así, el informe realiza una distinción entre aquellos países con unas mayores leyes de protección al empleo (en forma de indemnizaciones ante un despido, prenotificación, defensa del despido injusto y reincorporación del trabajador, etc.), como son España, Francia, Grecia y Portugal; y aquellos que cuentan con mercados laborales más flexibles o liberales, como sucede en Dinamarca, Suiza, Irlanda y Reino Unido.

Según este estudio, hay una correlación significativa entre el grado de protección del empleo y la baja tasa de empleo de los jóvenes de un país. Dicha situación condiciona, además, las preferencias de éstos al elegir un trabajo: la importancia del salario, la conciliación, la autonomía, la seguridad o el desarrollo profesional.

«En los países más proteccionistas, los jóvenes prefieren trabajos en los que, al estilo de sus mayores, primen la seguridad y los ingresos. Mientras tanto, en los países liberales, los jóvenes ponen por delante de estos valores la iniciativa y el crecimiento profesional, lo que fomenta el desarrollo del carácter emprendedor y la puesta en marcha de iniciativas de innovación, básicas para el progreso de un país».

Empleo y paro

El informe muestra, por otra parte, que la tasa de empleo de los jóvenes de la generación «Y» es de un 32 por ciento en los países proteccionistas, frente al 57 por ciento de los liberales. La tasa de paro es del 21,6 y del 8,6 por ciento, respectivamente. Y los contratos son fijos en un 63 por ciento de los jóvenes del primer caso frente a casi el 80 por ciento del segundo.

De ahí se puede deducir que, el hecho de contar con una legislación laboral más rígida hace que los jóvenes se conviertan en excluidos (outsiders) del mundo laboral (junto a las mujeres y a los inmigrantes).

Frente a ellos encontramos a los insiders: se trata de varones de mediana edad con contratos fijos y experiencia. El despido de estos últimos suele ser más difícil y costoso por lo que las empresas potencian los contratos temporales y precarios de los outsiders.

En el caso de las mujeres de la generación «Y», ellas son las únicas que priman la iniciativa en el trabajo por delante de la conciliación entre su vida personal y profesional. «Son también las primeras que manifiestan abiertamente sus preferencias por la promoción al mismo nivel que los hombres, y priman el salario como un valor más importante que las mujeres de generaciones precedentes», concluyen en el mencionado informe.

Políticas de seguridad

El estudio también se detiene a analizar las diferentes políticas de seguridad en el empleo, señalando que no hay modelos únicos. Así, el modelo anglosajón (que está representado por el Reino Unido e Irlanda) da menos importancia a la seguridad laboral en comparación con otros países.

Por su parte, países como Dinamarca, Suecia y Holanda han puesto en marcha conceptos como el de flexicurity, que «combina un alto nivel de protección social con un mercado laboral dinámico, en el que las personas gozan de menos seguridad en un puesto específico pero encuentran trabajo con mayor facilidad».

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