Nada mejor que conocerse a uno mismo para saber si se está hecho para esto de emprender.

Sólo examinándote podrás identificar tus motivaciones, objetivos, así como tus debilidades. Ten en cuenta que tu proyecto empresarial ha de responder a tus expectativas e ir de la mano con tu personalidad, ya que una idea que choque con tu carácter no llegará a nada. Si eres de esos que dependen de un camino trazado, que sepas que no tendrás mucho que hacer. Ten en cuenta que un empresario se escribe su propio guión y es independiente. ¡Una cosa! no confundas la independencia con el aislamiento porque si no buscas apoyo donde y cuando lo necesites, estarás perdido.

Un futuro empresario que irradia energía tiene mucho ganado, así como el que tiene confianza en sí mismo y siente la necesidad de realizarse. El polo negativo no existe en un emprendedor, sólo el positivo. Si eres una persona optimista, sabrás afrontar el fracaso y hacer frente a los riesgos que hagan acto de presencia. En cuanto a los objetivos, el dinero y el poder no deben ser los principales, sólo tendrán que serlo tus ideas y las nuevas posibilidades profesionales que se te presenten.

Y ¿qué monto?

Esta es la primera pregunta que se hace un emprendedor.

Antes de que empieces a hacer funcionar tus neuronas, es mejor que tengas muy claro que esa idea que buscas no tiene que ser única, sorprendente y brillante. A veces, se acierta más cuando, únicamente, cubre las necesidades del público al que uno se quiere dirigir.

¿Quieres saber cómo identificarlas? Es sencillo. Observa, estudia, investiga e indaga en el mercado. Una vez hayas hecho todo esto, tú decides si el producto o el servicio que vas a ofrecer será toda una novedad o no.

Si las fronteras españolas no te bastan para buscar, no estaría mal que te dieras una vuelta por fuera. Algunos países están por delante de nosotros en esto de las ideas brillantes y tampoco pasa nada si tomas algún que otro apunte. Porque si han triunfado allí, ¿por qué no lo van a hacer en España?

En el caso de que optes por importar la idea, deberás tener en cuenta que un español no piensa igual que un americano, un alemán o un japonés, por tanto, tendrás que adaptar tu proyecto.

El plan de empresa

Este documento tiene que reunir toda la información que esté relacionada con tu compañía.

Elaborar el plan de empresa es una asignatura obligatoria. Ha de reunir toda la información que esté relacionada con la compañía y servirá de tarjeta de presentación ante colaboradores e inversores potenciales. Debe incluir una descripción de la empresa y del servicio o producto que vas a ofrecer, los objetivos generales del proyecto, un estudio de mercado, el plan de marketing, una definición de los medios técnicos, otro de los recursos humanos, un estudio económico financiero y los aspectos relacionados con la estructura legal y los trámites.

El primer capítulo del plan de empresa tiene que estar protagonizado por tu futuro negocio. En él tendrás que describirlo minuciosamente y hablar de su oferta y objetivos. Así, deberás incluir la inversión total, recursos propios y ajenos, proyección de ventas, resultados estimados, localización, experiencia y formación y, si posees la marca o patente, también tendrás que citarlo.

Una vez completado este punto, tendrás que demostrar que existe una oportunidad de negocio con un estudio de mercado. Éste se elabora a partir de datos externos, por lo que tendrás que sacar tu vena investigadora. Tendrás que plasmar y dejar muy claro a qué mercado se va a dirigir tu empresa, cuáles son las previsiones de crecimiento, la competencia, los clientes y la estructura. También deberás hablar de las barreras de entrada y, por supuesto, de la normativa legal aplicable a la actividad que vas a desarrollar.

Dentro del plan es necesario hablar de otro: el plan de marketing. En él se presenta el producto o el servicio que se va ofertar y se hace hincapié en su comercialización y promoción. Por tanto, en este apartado tendrás que hablar de las estrategias que vas a emprender para darlo a conocer en el mercado, de los canales de distribución, precios, garantías y previsión de ventas, entre otros puntos.

Los medios técnicos y humanos que se necesitan para poner en marcha el negocio, así como su coste y financiación tienen que estar plasmados en lo que se denomina plan de compras. Igualmente debe esclarecer cuánto se quiere producir y en cuánto tiempo, quiénes serán los proveedores, los acuerdos firmados con ellos y varios estudios que reflejen los aspectos relacionados con el almacenamiento y gestión de ‘stocks’ y el control de calidad.

Como emprendedor y futuro empresario te conviene saber que el capital humano será el principal activo de tu compañía y que también tienen un espacio en el plan de empresa. En este documento es obligatorio que dejes claro cuáles son los puestos de trabajo que vas a crear, la distribución por categorías y la asignación de responsabilidades. Por otro lado, debes hablar de los perfiles personales y profesionales, de los mecanismos de selección, los tipos de contratos y las obligaciones que conllevan, de las necesidades de formación y, finalmente, de las previsiones de crecimiento de empleo.

Como emprendedor que eres, seguro que el tema del dinero ha estado contigo siempre y te ha quitado demasiadas horas de sueño. Pues en el plan de empresa también tiene su hueco. No te conviene olvidarte de las páginas que hablen de la planificación financiera de tu proyecto. En ellas tendrás quecomentar cuáles son las necesidades económicas de tu negocio y proveniencia de las fuentes de financiación y, por otro lado, deberás plasmar un estudio de rentabilidad, al menos, a medio plazo.

Y llega la hora de la estructura legal y aspectos formales. Un plan de empresa no está completo si no refleja los trámites administrativos y legales que se dan para poder constituir la compañía y el régimen fiscal al que se somete.

Fuentes de financiación

Estudia bien cuáles son tus necesidades económicas. Es importantísimo saber qué gastos vas a tener al principio y qué ingresos. También deberás preguntarte cuándo vas a necesitar nuevos recursos y durante cuánto tiempo.

Con estas cuestiones resueltas, ya podrás acudir a las entidades financieras. Cuando lo hagas, te sentarán en una silla y te hablarán de préstamos, créditos, descuentos, leasing, renting, confirming… Quizá conozcas los dos primeros productos bancarios y desconozcas los otros. Si es así, no te preocupes que te lo explicamos inmediatamente.

El descuento es el abono del importe de un título de crédito no vencido, tras descontar los intereses y quebrantos legales por el tiempo que media entre el anticipo y el vencimiento del crédito. El leasing es un producto muy apropiado para las pequeñas y medianas empresas. Se trata de un contrato de arrendamiento de bienes que permite al beneficiario, mediante el pago de una cuota mensual, su uso y explotación. Además, una vez finalizado, tiene opción a la adquisición de bienes. El renting es una variedad del anterior. Consiste en un alquiler de bienes por plazo variable. Al igual que el leasing, tiene atractivas ventajas fiscales. Finalmente, está el confirming que se ha convertido en un producto muy demandado. Aquí, la entidad financiera se convierte en un intermediario que gestiona los pagos de la empresa cliente a sus proveedores.

El papeleo

Te proporcionamos una guía general para que sepas qué trámites administrativos debes realizar.

  • 1.º – Redacta la Escritura de Constitución. Rige las relaciones jurídicas de las empresas. Deberá incluir lo que los socios fundadores consideren oportuno; pactos, condiciones y, por supuesto, los estatutos de la compañía.
  • 2.º – Registra el nombre de tu empresa. Tendrás que hacerlo en el Registro Mercantil.
  • 3.º – Presenta la Declaración Censal. Hazlo en la Administración de Hacienda que te corresponda. Sirve para que la Administración conozca cuáles son las obligaciones tributarias de tu compañía respecto al Impuesto de Sociedades, IRPF o IVA.
  • 4.º – Hazte con el Código de Identificación Fiscal (CIF). Tendrás que solicitarlo en Hacienda. No has de olvidarte de él, ya que es un documento imprescindible para realizar cualquier operación mercantil, fiscal, financiera o comercial.
  • 5.º– La firma de la Escritura de Constitución. En ella deberá estar presente un notario. En la rúbrica participan todos los socios de la empresa y significa que cada uno de ellos aceptan los estatutos.
  • 6.º – Paga el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y el de Actos Jurídicos Documentados. Cuando dispongas de la Escritura de Constitución tendrás 30 días para pagar estos impuestos. Para hacerlo, tienes que ir a la Consejería de Economía y Hacienda de la comunidad autónoma donde vayas a domiciliar tu empresa.
  • 7.º – Date de alta en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE). Diez días antes de que pongas en marcha tu empresa deberás presentar en Hacienda el modelo 845, si la actividad se desarrolla a nivel de municipio, o el modelo 846, si tiene carácter provincial o nacional.
  • 8.º – Inscribe la empresa en la Seguridad Social. Para hacerlo tienes que acudir a la Tesorería Territorial de la Seguridad Social. No has de saltarte este trámite porque su finalidad es cubrir las contingencias de enfermedades profesionales, accidentes de trabajo, bajas y pensiones. Los que vayan a trabajar como autónomos tendrán que darse de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos.
  • 9.º– Los libros oficiales y la comunicación de apertura. Cuando hayas realizado todos estos trámites ya estarás listo para abrir las puertas de tu empresa. Eso sí, no te apresures porque antes debes legalizar el Libro de Visitas y de Matrícula y realizar la comunicación de apertura de centro de trabajo. Estos impresos se adquieren en los estancos y en algunas papelerías. El trámite tienes que darlo en la Inspección Provincial de Trabajo. Respecto a la comunicación de apertura del establecimiento, deberás acudir a la Consejería de Trabajo de tu ciudad, después de solicitar la Licencia de Actividades e Instalaciones.

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