Muchos doctorandos buscan salir del camino más trillado, el de la investigación y la docencia, para hacerse un hueco en la empresa privada. Pero ésta sigue reacia a su contratación pese a las claras ventajas que supone. Madri+d busca la inserción laboral de estos profesionales.

Contar con un doctorado en el currículum no es sinónimo de encontrar fácilmente un trabajo. Más bien todo lo contrario: quienes cuentan con este título en su haber, suelen encontrar muchos escollos a la hora de introducirse en la empresa privada, quedando sus opciones más relegadas al ámbito de la investigación y la docencia.

La Comunidad de Madrid busca dar una vuelta a esta situación para lo que cuenta, desde el año 2002, con la Oficina de Jóvenes Investigadores de la Dirección General de Universidades e Investigación, a través de su Sección de Empleo en I+D+i. Además, junto con la Fundación Universidad-Empresa ha publicado el cuaderno de trabajo La inserción laboral del doctor en la empresa, un resumen de las conclusiones de varios debates sectoriales celebrados en torno a este tema.

Pese a los beneficios que conlleva la contratación de doctores a las empresas, son pocas las que apuestan por esta alternativa. De hecho, en España no existe un puesto específico para el doctor, ni éste tiene una categoría distinta de la de un titulado superior. Igualmente, no existe una relación entre su formación y el salario que recibe.

Las compañías prefieren apostar por candidatos con un MBA en su currículum frente a los que cuentan con un doctorado. Así, según este cuaderno «al doctor se le considera demasiado teórico y transmite una imagen de autosuficiencia que no le beneficia».

Diferencias

«La diferencia entre el doctor y el licenciado es que el primero sabe caminar solo y puede enseñar a otro a caminar, y que al segundo le llevan de la mano», se afirma en el cuaderno. Sin embargo, las empresas no saben ver el valor, las capacidades y las competencias de los doctores. «El doctor es una persona capaz de desarrollar un proyecto, en todas sus fases, luchar por él y sacarlo adelante: tiene capacidad de organización y planificación del tiempo y del trabajo; tiene altos niveles de motivación».

El principal problema al que se enfrentan estos profesionales es la incompatibilidad existente entre el lenguaje académico y el empresarial, y que este último no se aprende en el doctorado. Además, las empresas consideran que los doctores están sobrecualificados y la universidad produce más doctores de los que puede absorber el sistema.

¿Qué soluciones plantea el cuaderno para facilitar la inserción laboral? Desde la puesta en valor del título de doctor hasta la incorporación de competencias empresariales en los programas de doctorado. También se propone la posibilidad de que la tesis doctoral sirva como práctica empresarial. «Fomentar la realización de las tesis en las propias empresas y centros de investigación de tal manera que el doctorando pueda integrarse en un entorno de trabajo, a modo de ‘prácticas empresariales’, desarrollando proyectos concretos».

Otra de las soluciones expuestas es el fomento de la cultura empresarial entre los doctores, implantando una red de incubadoras/viveros especializados, promoviendo mecanismos de financiación, etc.

Beneficios

¿Qué cualidades puede aportar un doctor frente a un licenciado o un ingeniero? Unos hábitos de sistemática en el trabajo, alta especialización en materias concretas, creatividad, visión de futuro, costumbre de trabajo tanto en equipo como de forma individual, alta capacidad de trabajo, capacidad de interacción y establecimiento de objetivos a largo plazo.

En el otro extremo, los doctores carecen de versatilidad (son más rígidos) y de preparación empresarial general y, en concreto, en el campo de la gestión.

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