En una empresa de consultoría, el director de
un proyecto es el responsable último de que éste se ejecute
de acuerdo a los plazos, costes y estándares de
calidad establecidos, tanto si hablamos de un proyecto
de Internet -desarrollo de un website, por ejemplo- como si se
trata de implantar un paquete tecnológico o llevar a cabo una
reingeniería de procesos.
Las denominaciones pueden variar en cada empresa:
director, jefe, responsable o incluso gerente de proyecto. Pero
en todos los casos hablamos de lo mismo: es la persona que coordina
y supervisa al equipo de programadores, analistas y consultores
que desarrollan el trabajo.
Su misión fundamental es establecer objetivos
claros para todo el equipo y determinar los plazos en que
se deben alcanzar. A partir de ahí, debe realizar un seguimiento
exhaustivo del desarrollo del proyecto y corregir cualquier desviación
que se produzca. Un proyecto de consultoría se divide en
tres fases:
arrancar motores. La tarea del director es mantener reuniones
con la empresa cliente para entender todos sus procesos de negocio,
localizar las áreas clave de la compañía -allí donde se generan
los beneficios- y recabar toda la información. La fecha clave
corresponde al ‘día D’, cuando todo debe estar listo para
comenzar.
ha de tener ya un plan de trabajo claro. El director debe asegurarse
de que cada miembro de su equipo sabe qué tiene que hacer,
cuándo y cómo; ha de realizar estimaciones ajustadas de tiempo
y recursos para cada objetivo parcial e intervenir ante desviaciones
graves, reconsiderando los plazos previstos si es necesario.
Durante las semanas previas a la fecha de puesta en marcha, los
timings se establecen no ya en días, sino en horas. Y todo
ha de funcionar. Siempre surgen complicaciones de última hora,
por lo que es en esta fase cuando el background del director,
la experiencia de los proyectos que haya dirigido o en los que
haya participado, debe notarse especialmente.
¿Qué formación necesitan?
La formación ideal para un director de
proyecto en Internet tiene dos pilares básicos: conocimiento de
los procesos de negocio en las empresas y conocimientos
técnicos (bases de datos, software, redes, herramientas
de Internet…). De ahí que lo más habitual sea una formación
académica en ingeniería industrial, informática, telecomunicaciones,
economía, administración y dirección de empresas o ciencias empresariales.
La clave para liderar con garantías un
proyecto tecnológico es, por encima de todo, la experiencia.
Podríamos establecer una media de entre cinco y siete años
de carrera profesional, primero como consultor júnior
y luego como sénior, para llegar a dirigir un proyecto.
¿Qué cualidades deben
reunir?
Este profesional suele liderar proyectos en los
que el cliente ha hecho una inversión económica muy importante.
Y hay que saber trabajar con la presión que eso supone. Gestionar
un equipo humano, además, requiere habilidades muy específicas:
El director de proyectos debe tener una enorme capacidad
de organización, pero también ha de saber ejecutar: es mejor
tomar una decisión errónea que no decidir nada en absoluto.
¿Qué perspectivas laborales
tienen?
En un contexto económico mundial más incierto
que nunca, la consultoría es uno de los pocos sectores de actividad
que prevé mantener en los próximos meses su crecimiento
en España. Y aunque la crisis puntocom ha obligado a revisar
muchos planteamientos de la nueva economía, siguen poniéndose
en marcha proyectos relacionados con Internet y con la entrada
en el negocio electrónico de compañías tradicionales.
Las grandes majors de consultoría -multinacionales
como IBM, Cap Gemini Ernst & Young o Accenture- son el hábitat
natural de estos profesionales, aunque existen también consultoras
de tamaño medio que llevan a cabo proyectos tecnológicos de
envergadura.
Una vez han acumulado experiencia primero como
consultores y más tarde como responsables de proyecto, su horizonte
profesional debería estar en la alta dirección. Pero son muchos
los que, tras años de trabajar bajo la presión de plazos de entrega
muy ajustados, prefieren dejar el campo de la consultoría e integrarse
con un cargo directivo en alguna de las empresas para las
que han desarrollado proyectos.
© Laboris
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