El educador social desarrolla su labor profesional en contextos muy diversos dando respuesta a las demandas de acceso a la cultura, al bienestar y de participación en la vida social de amplios colectivos de población.

Antes de que se crease una titulación específica de educación social, a los profesionales que realizaban este trabajo se les conocía como educadores especializados, animadores socioculturales o educadores en el tiempo libre. Su trabajo tiene dos vertientes muy marcadas: la formativa y la asistencial y de atención a las personas.

Los educadores sociales se ocupan de aquellos campos de la educación que no tienen una regulación concreta, en ámbitos de intervención educativa con personas marginadas, con problemas sociales o de adaptación a su entorno.

Esta labor socioeducativa se aplica a grupos de edad diferentes (infancia, juventud, tercera edad…) y a sectores y problemáticas donde interviene la educación social (salud, justicia, servicios sociales, ocio).

¿Qué formación necesita?

La diplomatura en educación social se creó hace pocos años para actualizar y ampliar la formación que anteriormente tenían los asistentes sociales. Los estudios de educación social corresponden a una titulación de primer ciclo, y tienen una duración de tres años académicos y una carga lectiva mínima de 180 créditos.

El plan de estudios de esta diplomatura es multidisciplinar e incorpora asignaturas como psicología, pedagogía, sociología y antropología. Otras materias que se tratan con especial atención a lo largo de los estudios son las relacionadas con la intervención socioeducativa sobre problemas de inadaptación social, programas de animación sociocultural y la aplicación de las nuevas tecnologías al mundo educativo.

Qué perspectivas laborales tiene

La labor del educador social se puede llevar a cabo en ámbitos y contextos diferentes, por lo que el trabajo que realiza el educador puede variar mucho según el puesto que ocupa.

Algunos de los ámbitos de trabajo del educador social son la atención a la infancia y adolescencia en situación de riesgo social, la educación en centros de justicia para menores o prisiones, la elaboración de programas de educación en el ocio o de animación sociocultural, la formación y la inserción laboral de personas adultas o la animación y dinamización de residencias y equipamientos para personas de la tercera edad.

También pueden responsabilizarse de la gestión de equipamientos sociales y culturales o de la planificación de programas de intervención socioeducativa para la inserción de colectivos con necesidades específicas (mujeres, inmigrantes, personas con disminución, drogadictos, minorías étnicas…).

Las salidas profesionales del educador social se encuentran tanto en el sector público como privado y también en el denominado ‘sector social’, es decir, asociaciones y entidades sin ánimo de lucro. Es habitual, también, que los educadores sociales trabajen de forma autónoma o a través de cooperativas de trabajadores.

Esta profesión, por su relación directa con la realidad social, exige un alto grado de dinamismo y capacidad de adaptación a los cambios ya que los ámbitos de trabajo evolucionan de acuerdo con las necesidades y las demandas sociales emergentes. En este sentido, el aumento de la esperanza de vida hace que se precisen más educadores especializados en personas mayores.

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