Francisco Abad, director general de la Fundación Empresa y Sociedad

La Fundación Empresa y Sociedad celebra en 2005 su décimo aniversario. El objetivo de esta asociación es fomentar la acción social entendida como la dedicación de recursos empresariales a proyectos relacionados con personas desfavorecidas, y lo ha conseguido.
Nos cuenta cómo su director general, Francisco Abad.

M. Ramírez

Diez años dan para mucho, ¿hasta qué punto ha crecido el interés de las empresas por la acción social desde la creación en 1995 de la Fundación Empresa y Sociedad hasta ahora?

El interés por la acción social ha crecido de forma significativa en el entorno empresarial, lo cual no quiere decir que hayamos llegado a la meta. Todavía queda mucho por hacer tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. De lo que se trata es de que las empresas se vayan adaptando a las necesidades sociales, que son muy cambiantes. Las grandes compañías han sido las primeras en hacerlo, y lo han hecho muy bien, de forma que han contribuido a que otras empresas se animen.

¿Cuál ha sido la evolución? ¿De qué manera se ha progresado?

Tiempo atrás las empresas no comunicaban nada acerca de las iniciativas de acción social que ponían en marcha. Luego pasaron a comunicarlo todo, de forma incluso exagerada. Ahora estamos en una fase en que se habla del tema con normalidad y ésa es la clave, que las empresas exponen su labor en materia de acción social de la misma manera que explican lo que hacen en gestión del conocimiento, en compatibilizar vida laboral y personal o en cualquier otra cuestión. Lo importante es que llevan el tema a los foros empresariales y que comparten experiencias.

Cuando hablamos de apoyo a la acción social, ¿hemos de mirar mayoritariamente a la gran empresa o también hay PYMES que apuestan por ella?

La acción social no es sólo para las empresas que cotizan en bolsa, aunque su iniciativa en esa materia sea más visible porque participan en casi todos los foros. También es para las PYMES, especialmente en áreas como la contratación de discapacitados o de cualquier otro colectivo con especiales dificultades de inserción laboral. Las PYMES crean mucho empleo y en ellas la cercanía entre las personas y los empresarios es mayor que en las grandes corporaciones, por lo que su labor en materia de acción social es muy importante, lo que sucede es quea menudo la llevan a cabo con discreción y no es tan evidente como en las multinacionales.

Al referirse a la acción social describen ustedes tres fases o niveles: filantropía, comunicación y estrategia, ¿cuál predomina en nuestro país?

Hace diez años prácticamente el cien por cien de las empresas -y hablo sobre todo de las grandes, que son las que nosotros mejor conocemos- actuaban por filantropía. Hacia el 2000 empezaron a darle mucha importancia, incluso excesiva y desafortunada, a comunicar las iniciativas de acción social que llevaban a cabo, y ahora estamos en una fase de estrategia. La filantropía todavía pesa, porque ha dominado durante años, pero las empresas están entendiendo que no tiene mucho sentido, que lo más lógico es integrar la acción social como un elemento estratégico dentro del funcionamiento normal del negocio.

¿En qué iniciativas de acción social ponen más énfasis las empresas españolas?

El capítulo al que dedican más recursos es a la discapacidad, pero también destacan los proyectos dirigidos a la infancia y a los países en desarrollo.

Entre las actuaciones que una empresa puede llevar a cabo en materia de acción social las hay que están directamente relacionadas con el empleo y los trabajadores, ¿cuáles destacan?

Existen dos grandes capítulos relacionados con los recursos humanos. El primero de ellos hace referencia a la contratación de personas con dificultades para el acceso al empleo y a la protección de colectivos especiales. Algunas empresas, por ejemplo, tienen en plantilla a un número de discapacitados superior al que marca la ley y otras llevan a cabo programas dirigidos a mujeres víctimas de violencia doméstica. El segundo capítulo se orienta a facilitar a los empleados la puesta en práctica de iniciativas de acción social que tengan sentido tanto para la empresa como para los trabajadores. Por ejemplo, que una compañía farmacéutica facilite a su plantilla realizar acciones de voluntariado en hospitales.

El Observatorio de la Acción Social de la Empresa en España es uno de los diversos estudios que realiza la fundación cada año, ¿qué resultados destacan en la edición 2005?

Lo más destacable es que el Observatorio empieza a ser un análisis en el que se dan a conocer datos de forma natural. Lo que quiero decir es que durante mucho tiempo a las empresas les ha costado facilitar información sobre sus iniciativas de acción social hasta el punto de que incluso era difícil saber cuántos trabajadores discapacitados tenían en plantilla. En los últimos años han proporcionado más datos, actúan con una mayor transparencia, y eso ha hecho posible que podamos disponer de datos comparativos desde los años 2000 y 2001, lo cual es muy positivo porque ayuda a que otras compañías se inspiren en el ejemplo de la acción social que ya se está llevando a cabo.

Tras una década de funcionamiento, ¿cuáles han sido los principales logros de la Fundación Empresa y Sociedad?

En primer lugar, hemos contribuido a generar herramientas, en forma de estudios, rankings, etc., que han ayudado a que, de forma discreta, pero continuada, las empresas se interesen por mejorar sus iniciativas de acción social. Otro de nuestros logros ha sido trabajar para identificar y divulgar buenas prácticas de acción social, algo que hemos fomentado con la convocatoria de nuestros premios anuales y con la publicación de estudios, entre otras acciones. Finalmente, también nos enorgullece haber facilitado la creación de un grupo de trabajo en el que participan varias empresas que además de desarrollar proyectos de acción social individualmente lo están haciendo también como grupo.

¿Qué se requiere para formar parte de la Fundación Empresa y Sociedad? ¿Qué compromisos adquieren sus socios?

Lo que les pedimos es que se comprometan a mejorar su acción social. Para ello les ayudamos a identificar campos de mejora y a marcar plazos para ir avanzando, y nosotros tutelamos el proceso. No tenemos credo, el credo son los buenos ejemplos. La principal razón para apostar por la acción social es simplemente la lógica porque las empresas tienen mucho que aportar a la sociedad, pero también tienen mucho que aprender de ella.

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