Una necesidad puede conducir a una idea y una idea es la base imprescindible de una nueva empresa. Esa puede ser la historia de Marieta Purcallas, una coruñesa afincada en la localidad madrileña de Villanueva del Pardillo y la inventora del Bisutter, un producto que nació de observar el día a día. Marieta es una gran aficionada a la bisutería y comprobó como era realmente complicado almacenar estos complementos sin que acabaran en cajas «enredados, perdidos o incluso, muchas veces, se terminaban rompiendo cuando intentabas sacarlos», explica la joven empresaria.

Ante esta necesidad, Marieta ideó un colgador que ocupa poco espacio donde guardar los objetos de bisutería. El prototipo inicial nació de su ingenio y a partir de unas cuantas maderas: «Lo creé para mi propio uso, una pieza sencilla que coloqué en el baño y cada vez que una mujer lo veía, me pedía que le hiciera uno». Después vino el nombre del producto y si el lugar donde guardamos joyas es un joyero, este invento para almacenar la bisutería no se llama bisutero, pero casi, porque la denominación elegida fue Bisutter.

El diseño fue creciendo y de «las maderitas» pasó a un plástico especial, muy resistente y a ser una pieza que debería dejar que se viera la bisutería. «El metal se raya y el plástico era fantástico porque lo podíamos ofrecer en varios tonos como blanco, crema o chocolate.», añade Marieta.

El Bisutter cuesta 27 euros, mide 40 centímetros, cuenta con un sistema de cierre muy sencillo y tiene capacidad para unas 40 unidades que pueden ser collares, pendientes o pulseras. La empresaria gallega explica que cuando lo patentó se dio cuenta de que estaba patentando «un genérico que no tiene competencia en el mercado».

Estudio de mercado

Un estudio de mercado arrojó la conclusión definitiva: siete millones de mujeres tenían el mismo problema «y yo tenía la solución», recuerda Purcallas. En septiembre de 2006 comenzó la comercialización del producto en establecimientos como el Corte Inglés, La Oca o Vinçon. «Podría haber empezado por tiendas más pequeñas, pero quise apuntar alto. Llegué a la sala de espera del departamento de compras de el Corte Inglés y allí estaba yo, rodeada de representantes de grandes multinacionales con mi modesto prototipo», recuerda Marieta Purcallas.

Y gustó el prototipo, tanto que desencadenó un buen número de pedidos que acabaron con el stock de la incipiente empresa. Tan sólo en estos primeros meses se vendieron más de 5.000 unidades, algo muy complicado para un producto nuevo cuya principal publicidad fue el «boca a boca». Pero también llegaron los problemas porque en plena campaña de ventas, el fabricante decide no continuar con los pedidos y Marieta tiene que buscar una alternativa, nada menos, que en China. «Tuvimos que adaptarlo todo y trabajar contra reloj para volver a contar con el Bisutter».

La empresa

La empresa creada para comercializar el novedoso artilugio se llama MPM Colgadores y Marieta Purcallas ha instalado su despacho en la habitación de invitados de su propia casa. Cuando habla de los inicios, la empresaria muestra agradecimiento por su familia y amigos que fueron los que le ayudaron con la inversión inicial que fue de 170.000 euros. «Yo tengo dos bebés, hipoteca y todos los gastos que tiene todo el mundo, así que aún tuvimos que hipotecarnos más», relata con humor.

Sobre las ayudas recuerda que no ha podido contar con ninguna pero añade que «si alguien espera que las subvenciones le resuelvan la vida está muy equivocado porque lo que vale es pelear por tu proyecto». Marieta Purcallas recomienda a todo el que tenga una idea que «luche por ella porque es como tu hijo y es una gran sensación ver como parte de cero y comprobar como crece». Y añade: «A mi lo que realmente me ha ayudado ha sido el bufete que me ha asesorado como Lovell Abogados y otro tipo de ayudas para desarrollar los prototipos como las que me ha prestado el Ayuntamiento de Villanueva del Pardillo o el plan Empréndelo.org de la Consejería de Empleo de la Comunidad de Madrid».

Más información:

MPM Colgadores

San Francisco de Sales 2, portal 5

Villanueva del Pardillo (Madrid)

Tel. 918 151 162

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