Una formación continua. No hay más. Con los frecuentes cambios que nos plantea nuestra sociedad, el que se queda quieto hoy en día, pierde el paso. Por eso, conscientes de este ritmo, las instituciones públicas promueven el proceso de modernización de la Formación Profesional.

Se plantea la creación de unos estudios especializados muy ligados a las necesidades del mercado y se propone la preparación de trabajadores siempre dispuestos a readaptar y actualizar sus habilidades. Bienvenidos a la sociedad del conocimiento.

La FP ha pasado, en muy pocos años, de ser la salida de los que no querían estudiar a convertirse en el valuarte de la educación española en el que se depositan todas las esperanzas. En efecto, se ha convertido en una enseñanza práctica, especializada, que consigue adaptarse a los nuevos tiempos y, sobre todo, que mantiene un nexo muy fuerte con el mundo empresarial, porque no olvida que se orienta a él. La nueva Ley para la Formación Profesional pretende seguir fomentando la calidad de estos estudios especializados y se plantea algunos objetivos concretos. Uno de ellos, atraer a más de 200.000 estudiantes más a la FP de Grado Medio y compensar así los diez puntos que nos separan de la media europea en número de titulados. Por otra parte, la reforma busca implantar los valores y ventajas de la educación continua.

 

La FP se plantea cada día más como un espacio abierto a la sociedad, a la empresa, a la Universidad y a los profesionales. Precisamente pensando en éstos se aprobó la nueva Ley de la Acreditación por Competencias, con el objetivo de reconocer la experiencia. Esta norma permitirá que los profesionales sin ninguna titulación puedan convalidar sus conocimientos por módulos de FP equivalentes y conseguir así el título cursando sólo los módulos restantes. La nueva FP se abrirá también a la UE, permitiendo que los estudiantes puedan completar su formación en Europa, donde sus títulos serán reconocidos. Las becas también se orientarán a realizar este objetivo. Así, los nuevos titulados en Formación Profesional podrán trabajar en cualquier país de la Unión Europea.

 

La reforma de la FP en nuestro país se asienta en algunos puntales que pretenden hacer de ella un estudio de referencia para el mercado laboral: la obligatoriedad de tener el Graduado en ESO para acceder a los estudios y la introducción de las prácticas en empresas como contenido indispensable en la FP. Con ambas medidas se asegura la eficacia y la calidad de estos estudios. Además, gracias a estos cambios y a las diferentes campañas institucionales de concienciación, son ya muchos los estudiantes, padres y empresarios que han empezado a confiar en la FP. Las cifras no mienten: la incorporación al mercado laboral es en el caso de estos estudiantes rápida y, en casi un 80% de los casos, se produce en la misma empresa en la que se han realizado las prácticas. Un reciente estudio de la Fundación La Caixa analiza los principales retos y características del sistema de formación profesional español.

 

Puntos fuertes

Entre los puntos fuertes de la FP en nuestro país se encuentra, según el estudio, el requisito de acceso a la formación profesional inicial: la obtención previa del Graduado en Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Según el informe, esto aporta a la FP un nivel mínimo de entrada, lo que en un futuro dará profesionales mejor preparados. Por otro lado, las prácticas en empresas como contenido obligatorio han contribuido a mejorar la relación entre centros de formación y empresas, así como a facilitar la inserción laboral de los jóvenes titulados en formación profesional. Hasta aquí las medidas tomadas. En el lado de los resultados, se están observando algunas tendencias de mejora: un número importante de jóvenes accede a los ciclos superiores de formación profesional y, además, una parte de ellos continúa sus estudios hasta la universidad.

Otra tendencia significativa ha sido una mayor incorporación de mujeres en la formación profesional inicial en los últimos años. Si en el curso 2000-2001 el 46% de los estudiantes matriculados eran mujeres, en el curso 2007-2008 las mujeres han representado, frente a los hombres, el 51% de las matriculaciones. Todo ello ha contribuido sin duda a que, aunque la formación profesional para el empleo apareció de manera tardía en España, haya evolucionado de manera muy rápida y hoy sea homologable a los modelos europeos.

 

         

Pese a todo, y aunque los estudios de FP se han revalorizado tanto entre las empresas como entre los trabajadores, todavía se observan algunos puntos débiles que nuestro sistema debería mejorar. Por ejemplo, el estudio de La Caixa señala que España tiene uno de los peores indicadores de abandono prematuro del sistema educativo. En 2007, el 31% de los jóvenes entre 18 y 24 años no había conseguido obtener el Graduado de la ESO ni continuaba estudiando, cuando en el conjunto de la Unión Europea ese porcentaje sólo llegaba al 14,8%. Estos jóvenes no acceden a la FP y, sin ninguna cualificación ni preparación para el mercado de trabajo, se encuentran en estos momentos de crisis muy poco preparados para desenvolverse con éxito en el terreno laboral.

 

Una mejor formación

No hay duda de que la mejor forma de luchar contra el paro y conseguir un mercado laboral estable es apostar por la formación de calidad. Por ello, muchas de las reformas del sistema de Formación Profesional fomentan la formación continua: sin tener que pasar por pruebas de acceso, un Técnico Superior puede cursar determinadas enseñanzas universitarias que complementen su formación.

 

Un ejemplo de este acercamiento entre estudios es el proyecto de Real Decreto del Ministerio de Educación por el que se establece la ordenación de las enseñanzas artísticas superiores. El texto propone la plena integración de las enseñanzas artísticas superiores en el Espacio Europeo de Educación Superior. Entre las novedades más destacadas del proyecto está la estructuración de las enseñanzas de acuerdo con el marco europeo de Grados y Posgrados, lo que permitirá que los graduados en enseñanzas artísticas superiores puedan estudiar másters equivalentes a los universitarios y Doctorados organizados en convenio con las universidades.