Los conceptos generales de contabilidad, ilustrados mediante un caso práctico, proporcionan la base para entender otros temas como el inmovilizado, cuya valoración y amortización son cruciales para una representación precisa del estado financiero de una empresa. La amortización debe contabilizarse correctamente y seguir la normativa fiscal de valoración.
Las provisiones y deterioros de valor representan estimaciones de pérdidas futuras y reducciones en el valor de los activos, respectivamente. Su tratamiento se basa en el principio de prudencia y varía según el tipo específico de provisión o deterioro. Además, las provisiones y los deterioros tienen implicaciones fiscales y pueden ser deducibles o no deducibles en el Impuesto sobre Sociedades.
Las operaciones en moneda extranjera, que pueden ser operaciones internacionales o simplemente transacciones en una moneda diferente, presentan desafíos contables únicos, como las diferencias de cambio y la distinción entre partidas monetarias y no monetarias. El tratamiento contable de estas operaciones varía dependiendo de cuándo se realizan y cómo se ajustan al final del ejercicio.
Los valores mobiliarios son instrumentos financieros como acciones (instrumentos de patrimonio) y bonos (instrumentos de deuda) y su clasificación en el Plan General de Contabilidad aporta información valiosa sobre la situación financiera de una empresa. Los costos amortizados y las diferencias en el valor razonable de los instrumentos al final del ejercicio son aspectos importantes en la contabilización de estos instrumentos.
La contabilización del Impuesto sobre Sociedades, un impuesto directo, en contraste con los impuestos indirectos, requiere una comprensión clara de su definición y ámbito de aplicación. La base imponible del Impuesto sobre Sociedades es un aspecto clave en su cálculo y tiene implicaciones directas en la carga fiscal de una empresa.