La innovación ha sido definida como un proceso complejo y creativo, esencial para el desarrollo de la economía, que comprende la creación de un nuevo producto o servicio, la utilización de un nuevo proceso en producción o la introducción de un nuevo método de gestión organizativo o comercial (Schumpeter, 1976). Existen variedad de descripciones del fenómeno, que destacan la multiplicidad de manifestaciones posibles de la innovación, más allá de la propuesta de valor de una novedad tecnológica.

La tendencia de enfocar las organizaciones y las personas hacia la innovación, ha surgido como una necesidad generada a partir del proceso globalizador, que ha convertido esta capacidad en una fuerza competitiva para las organizaciones, frente a la aparición de un número creciente de economías emergentes competitivas, en cuanto a la diferencia de costos y su equipamiento tecnológico (Global Foundation for Management Education, 2008).

Este nuevo enfoque hacia la innovación, conlleva al surgimiento de demandas específicas para la educación en gerencia, planteando la necesidad de formar gerentes, que mas allá de conocer e implementar procesos administrativos, contribuyan en la generación constante de innovación para la empresa, para que de esta manera logren ser competitivas en el mercado por medio de aspectos diferenciadores difíciles de reemplazar e imitar. (Flew T., Hemelryk S. y Xinchao W, 2006).