Conocer la estructura de la piel para comprender cómo funciona y así identificar y prevenir problemas, comprendiendo la causa para poder aplicar la solución. Identificar el tipo de piel de tu cliente para tener la precisión en el tratamiento más indicado. Conocerás los activos más usados y de qué manera poder recomendarlos. Los activos son la base de la formulación y un buen profesional debe conocerlos para utilizarlos a su favor. Conocerás las patologías más habituales de la piel y cómo poder ayudarles. Esto te permitirá identificar rápidamente los síntomas y signos comunes de las enfermedades de la piel y ya saber cuál es el tratamiento indicado. Crearás rutinas de cuidado personalizadas a cada paciente. Es importante para abordar las necesidades individuales de cada persona, optimizar los resultados del cuidado, prevenir problemas, fomentar un estilo de vida saludable, y proporcionar una experiencia única y personalizada al cliente. Descubrirás marcas y texturas para realizar un trabajo adaptado a cada persona. Saber acerca de marcas y texturas de productos para el cuidado de la piel es importante para seleccionar los productos adecuados para cada tipo de piel, evitar reacciones alérgicas o irritaciones, crear una experiencia de cuidado de la piel personalizada, optimizar los resultados del cuidado de la piel, y fomentar la fidelidad del cliente a largo plazo. Estudiar la suplementación necesaria en cada caso para entender cómo los nutrientes y suplementos pueden mejorar la salud de la piel. Seleccionar los suplementos adecuados, identificar deficiencias nutricionales, prevenir problemas de la piel, y comunicarse de manera efectiva con los pacientes sobre los beneficios de la suplementación para la salud de la piel. Realizarás talleres para profundizar en temas de relevancia y de actualidad en el cuidado. Crear tu servicio profesional de recomendación en cuidado dermocosmético.