La historia de las sociedades contemporáneas ha generado grandes cambios en los modos de percibir, valorar y estudiar la cultura y los productos culturales. Durante el siglo XX, los estudios desde las humanidades y las ciencias sociales generaron el concepto de Industrias Culturales para referirse al conjunto de sectores sociales encargados de la creación, producción, exhibición, distribución y/o difusión de servicios y bienes culturales, tales como el arte, el entretenimiento, el diseño, la arquitectura, la publicidad, la gastronomía y el turismo.

Como concepto nace en el seno de la Escuela Frankfurt, con el libro “Dialéctica de la ilustración. Fragmentosfilosóficos”, pero toma forma y se consolida a partir de los setenta y cobra sentido en la explosión de las comunicaciones desde la posguerra hasta el nuevo milenio. El concepto ha cambiado con la aparición de lo digital, pues las transformaciones tecnológicas y la valoración social de los nuevos medios y la generación de las tecnologías digitales, dio un giro a las industrias de la música, el video, la producción editorial, los juegos interactivos y el mundo del espectáculo. Todo esto obligó a las empresas, a los grandes grupos mediáticos y al sector cultural mismo a transformar sus prácticas de mercadeo, las lógicas de comunicación e información del sector, los procesos de venta y la generación de nuevas competencias en los profesionales de áreas sociales y humanas dedicados a los temas culturales.