En los últimos tiempos asistimos a un cambio radical en la concepción y estrategias de campaña electoral. Nuevos modelos sustentados en las nuevas formas de comunicación, en los nuevos tipos de mensajes y en las técnicas para conocer cada vez más y mejor los públicos y su reacción ante los discursos generados por los políticos, los partidos y los propios medios.

La centralidad de la comunicación y de los medios masivos en el escenario político es innegable. Todos son conscientes de la importancia de establecer procesos de comunicación eficaces en las campañas y en diferentes sectores. Es indispensable profesionalizar el ejercicio de la comunicación electoral, proporcionando a aquellos agentes que despliegan su labor en la arena política las herramientas necesarias para hacer efectiva la acción comunicativa y contribuir por medio del empleo de recursos de comunicación estratégica.

La capacidad de comunicación política y la construcción de imágenes y liderazgos se han transformado en aspectos centrales de la competencia por el poder. Las disputas electorales en las sociedades democráticas son cada vez más competitivas y requieren el uso y disposición de conocimientos especializados que se convierten en un valor agregado indispensable en el desarrollo de las responsabilidades.