Son varias las posibilidades, desde optar a una beca hasta recurrir a los bancos y cajas de ahorro con los que las universidades y escuelas de negocios tienen acuerdos

La financiación es una de las cuestiones que siempre hay que valorar. Según un estudio de la consultora Círculo Formación, la financiación de los masters y estudios de postgrado es uno de los factores clave para decantarse por un programa de especialización ya que el 40 por ciento de los jóvenes concibe la realización de un master como una inversión a largo plazo a pagar con sus ahorros mientras que el 39 por ciento tiene previsto recurrir a la financiación del propio centro o de alguna entidad bancaria para costearse su programa de especialización. El 18 por ciento de los alumnos recurrirá a su empresa para costearse el master.

 

Y todo ello porque no hay que olvidar que la mayoría de los postgrados vienen definidos por una característica común, sus altos precios, con importes que pueden oscilar entre los 6.000 hasta los 18.000 euros, incluso algunos superan esa cifra.

 

Los bancos y cajas de ahorro suelen ser la puerta más común a la que llamar ya que cuentan con distintos tipos de préstamos acorde a las condiciones de cada uno de los estudiantes. Desde hace unos cuantos años las entidades financieras se han dado cuenta del filón que suponen los estudiantes de postgrado; es lógico porque si en un principio se trata de un público con escasa liquidez y menores ingresos hay que pensar que los master tienen como finalidad lanzarles de lleno al mercado laboral, por lo que con el tiempo se convierten en perfectos clientes para los bancos y las cajas de ahorro.

 

Lo más aconsejable es preguntar en la escuela de negocio o universidad donde vas a cursar un postgrado los posibles acuerdos que existen con entidades bancarias, firmados con la intención de mejorar las condiciones de financiación destinadas a sus estudiantes para dar un respiro a la liquidez de su cuenta corriente.

 

Las becas es, desde luego, la opción más aconsejable aunque, como todo, también tienen su pero. La primera queja que sobre ellas hacen los estudiantes es que son muy pocas y que en la mayoría de los casos no cubren el cien por cien de los gastos propios de la realización de un programa de postgrado.