Al igual que parece que los seres humanos traemos “instalado” de fábrica el deseo de felicidad, también traemos el impulso hacia el crecimiento y el desarrollo.

En los primeros años de nuestra vida, nuestra curiosidad es infinita y somos, como se suele decir en términos populares, verdaderas esponjas que absorbemos todo cuanto se pueda aprender. Sin embargo, a medida que nos vamos haciendo adultos, ese fuerte impulso hacia el aprendizaje suele perder intensidad; quizá es producto de cómo funciona el sistema educativo, o quizá es sencillamente que nos acomodamos en el círculo de lo conocido y el músculo de la curiosidad pierde fuerza y se nos queda un poco flácido, al igual que nos pasa con músculos del cuerpo que no usamos. Sin embargo, aunque nuestra curiosidad y deseo de aprender puedan perder fuerza con el paso de los años, eso no implica que el crecimiento y el desarrollo dejen de ser impulsos de nuestra naturaleza; sólo significa que nos desconectamos de ellos.

El aprendizaje y el desarrollo son esenciales para disfrutar de nuestro trabajo. Es verdad que no todos los trabajos tienen el mismo componente de aprendizaje, no es igual un trabajo de investigación que uno de camarero, sin embargo, independientemente de la naturaleza del trabajo en sí, es nuestra proactividad y forma de abordar el trabajo lo que marca la diferencia entre un trabajo monótono y uno en el que estoy constantemente aprendiendo y creciendo.

Un camarero puede que no necesite estar aprendiendo cada día algo nuevo para realizar su trabajo una vez que ha desarrollado las habilidades básicas, podría limitarse a servir a sus  clientes de la mejor manera posible. Pero también es verdad, que ese, como cualquier otro trabajo, puede proporcionar múltiples oportunidades para el desarrollo y el aprendizaje. Ese camarero puede decidir aprender cómo hacer cócteles nuevos, estudiar qué está funcionando en otros bares para mejorar el negocio del suyo, entablar conversaciones con los clientes para aprender sobre la naturaleza humana… Las opciones son muchísimas porque la vida es un océano de infinitas posibilidades si así decidimos mirarla.

Otra de las iniciativas que podemos tomar para disfrutar de nuestro trabajo, es utilizarlo para satisfacer la necesidad de nuestro espíritu humano de aprender y crecer. El tipo de trabajo que tenemos, el entorno y las circunstancias pueden ser más o menos favorables pero no tan definitorias como nuestra propia voluntad y proactividad.

Que tengas un gran día.

Juan Manuel Martín Menéndez

Consultor, conferenciante y autor del libro Que tengas un gran día. Después de una carrera como ejecutivo, se embarcó en un viaje personal de búsqueda y transformación que le llevó a cambiar por completo el rumbo de su vida y de su trabajo. Hoy en día se dedica a enriquecer la vida de personas en todo el mundo a través de sus libros, conferencias, programas e iniciativas empresariales. Su libro The Aliveness Factor, publicado en Estados Unidos muestra el alcance y repercusión que su trabajo ha llegado a tener. Puedes contactar con él en: Twitter @jm_martinmy Web

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