El aprendizaje online ha dejado de ser una meta del futuro para convertirse en una realidad cotidiana. De hecho, todo el que se conecta a Internet está aprendiendo a través de la red. Buscar información y comunicarse son las actividades propias de este nuevo medio que barre distancias. Así pues, es normal que el mundo de la enseñanza ya se esté volcando en la formación web. Porque esta formación es ya el presente.

Instituto, Universidad, cursos de informática y de diseño, de contabilidad o de marketing… todo puede realizarse online. A cualquier hora y compatibilizándolo con tus horarios, con tu trabajo, incluso con otros estudios. Aprender online te permite ampliar tus conocimientos invirtiendo sólo el tiempo necesario, a tu propio ritmo y sin necesidad de desplazarte. Esto es así en cuanto a la comodidad y a los aspectos más prácticos y cotidianos. Sin embargo, en la calidad de la enseñanza, ¿qué aporta esta opción estudiantil?

Total implicación
La enseñanza online consigue una mayor implicación de sus alumnos que la enseñanza tradicional. Y es que, con la educación a través del ordenador, la motivación ya viene de casa. Se puede decir que aquellos que buscan cursos online están muy interesados en adquirir conocimientos muy concretos, títulos muy específicos. Tienen claro su objetivo y saben que todo depende de ellos: ningún profesor los va a reñir si no trabajan. Lo hacen por voluntad propia, para lograr una meta.

Esta motivación influye mucho en la forma de aprender, puesto que hace que los alumnos sean mucho más activos. No se conformarán con la información recibida en una clase magistral, sino que querrán participar, preguntar, indagar por su cuenta. Los cursos online potencian esta mayor implicación proponiendo ejercicios y trabajos a los estudiantes. Así que, paradójicamente, los estudios online están propiciando una integración de la aplicación práctica de todo aquello que se aprende. Las tecnologías de la información permiten además que la corrección por parte de los tutores sea rápida y personalizada.

Revolución formativa
Sin duda estamos viviendo un momento de transformación de la enseñanza. Este gran cambio viene dado por las nuevas posibilidades de la Web 2.0, la de las redes sociales. Así, cada día se hace más evidente que los espacios sociales de comunicación online son un lugar idóneo para implantar nuevas estrategias educativas. La colaboración entre estudiantes, el intercambio de conocimientos y las nuevas herramientas comunicativas dan lugar a una mezcla creativa: el alumno puede ser también profesor. Y el profesor, también es alumno. En una sociedad en la que nos reciclamos continuamente, no podía ser de otra forma. Así, la interacción, la colaboración y el autoaprendizaje se ven como las claves de la enseñanza del siglo XXI. En este momento, no son pocas las empresas que trabajan para crear las aplicaciones y herramientas que permitan sacar el mayor jugo educativo a la Web 2.0.

La propuesta europea
El Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) es consciente de los cambios que se están gestando en el ámbito de la formación y trata de velar por la calidad y variedad del e-learning en la Unión Europea. Sus objetivos se plasman en el Programa Europeo de E-learning. Fomentar la alfabetización digital, crear campus europeos digitales, fomentar el hermanamiento electrónico de centros de enseñanza y ofrecer una buena formación del profesorado son las principales metas que se ha marcado el EEES. Desde este organismo se planea la realización de acciones transversales para promocionar la formación online en Europa, con planes de estudio conjuntos, movilidad virtual y cooperación entre las distintas instituciones educativas de la UE. En España, diversas fundaciones y la Asociación Nacional de Centros de e-Learning y Distancia (ANCED) promueven estos objetivos. Sin embargo, no hay duda de que se trata de un movimiento imparable que avanza desde los frentes más diversos y en el que participamos todos: alumnos, profesores, empresarios e instituciones públicas. La educación online ya está aquí y no deja de crecer.