Los que asisten a cursos de tatuajes o a cursos de piercing lo saben: a la hora de hacerse un tatuaje o un piercing, hay siempre una pregunta inevitable que deberemos plantear: ¿dónde lo quieres? Elegir el lugar de nuestro cuerpo donde queremos incorporar un nuevo elemento metálico o un pigmento es una de las cuestiones prácticas de este arte que es también una moda, que es también una afición para muchos. Los lugares son casi ilimitados, pero lo hay más recomendables y, en todo caso, dependen de nuestros objetivos. 

Intimidad o exhibición

Aunque se crea lo contrario, tanto los tatoos como los piercing pueden pasar desapercibidos. Y es que hay personas que prefieren reservarlos para la intimidad y mostrarlos sólo en ocasiones especiales o a personas muy próximas. Sin duda son además un elemento con una gran carga sexual. Pero existen otras razones para escoger una zona poco visible, por ejemplo, el trabajo. En algunos casos no se considera adecuada la exhibición de tatuajeso de unpiercing. Si has elegido un lugar discreto para llevarlos, nunca serán un impedimento para entrar en un puesto de trabajo, aunque sea de cara al público.

Por otro lado, otros se deciden por la mostrar al mundo el arte que llevan sobre su piel, bien sean dibujos bien sean joyas que atraviesan sus tejidos corporales dándoles incluso nuevas formas. Aunque puede ser que el hábito no haga al monje, no deja de ser cierto que mostrar tatuajes o piercing es hoy en día casi una declaración de principios.

Permiso y rebelión

Aunque los menores de 16 años necesitan autorización de los padres o tutores, son muchos los que desean llevar uno. Porque los tatuajes y los piercing son la mayoría de las veces un grito de independencia, un ritual de iniciación marcado por el dolor. Con él se entra a formar parte de un nuevo grupo. Y es que se trata de un ritual cuyo origen se remonta a los inicios de la civilización y cuyas manifestaciones se encuentran en todas las sociedades.