Dolores de espalda, contracturas, tendinitis, fatiga mental, estrés… Miles de profesionales las padecen. Son dolencias provocadas o agravadas por el trabajo que se pueden evitar o al menos paliar siguiendo ciertas recomendaciones. Algunas son muy evidentes y lógicas aunque no siempre las seguimos, otras quizá las desconoces.

Cuida tu espalda. Una de las principales consecuencias de trabajar durante largas jornadas en una oficina es la aparición de problemas musculoesqueléticos. Éstos suelen estar asociados, entre otras cosas, al mantenimiento de posturas estáticas de forma prolongada. Es algo más que habitual en los puestos de oficina o administrativos, a lo que también se une la adopción de malas posturas.

También pueden contribuir a la aparición de dichos problemas los movimientos repetitivos debidos al manejo habitual e intensivo del teclado y el ratón. Las posturas estáticas son nocivas desde el punto de vista fisiológico y pueden propiciar la aparición de molestias en la espalda. De ahí que sean frecuentes la aparición de dolores lumbares (en la parte baja de la espalda) o cervicales (en el cuello), que se pueden agravar si al estatismo se une el mantenimiento de malas posturas.

¿Por qué persistimos en ellas? Las causas suelen ser diversas. Puede ser debido a hábitos adquiridos, a un diseño incorrecto del puesto o a los intentos del trabajador de ver mejor la pantalla inclinando el tronco hacia delante o girándose para evitar reflejos molestos. Por otro lado, los movimientos repetitivos de las actividades que requieren el uso frecuente e intensivo del teclado y el ratón pueden acabar originando trastornos musculoesqueléticos localizados en las manos y las muñecas del empleado. Conviene levantarse y caminar un poco y si es posible combinar el trabajo frente el ordenador con otras tareas.

Elimina la fatiga visual. Aunque en los últimos años se han producido grandes avances en la fabricación de monitores de pantalla de visualización (TFT’s), la calidad obtenida en la representación de textos e imágenes en las pantallas más habituales sigue siendo inferior a la que se logra en el papel impreso. La escasa definición de la imagen, unida a la existencia de reflejos y parpadeos en las pantallas, produce fatiga visual con mayor rapidez que cuando la lectura se realiza sobre papel impreso. Si la pantalla utilizada no es de buena calidad, estos problemas se incrementan rápidamente. Presta atención a la misma.

Por otro lado, si el sistema de iluminación no está bien acondicionado puede producir deslumbramientos así como reflejos molestos en la pantalla, mesa u otras superficies reflectantes del entorno que contribuyen al incremento de la fatiga visual del usuario y a la aparición de molestias de tipo visual.La mayor parte de los problemas visuales están relacionados con las limitaciones de las pantallas o por su uso incorrecto. La presencia de reflejos y parpadeos molestos, unida a la pobre definición de la imagen, es fácil que se traduzca en fatiga visual, en especial si nuestro trabajo requiere de la lectura de textos en pantalla. Los síntomas suelen agruparse en tres niveles:

  • Molestias oculares, con la sensación de tensión, pesadez en los párpados, pesadez de ojos, picores, quemazón, necesidad de frotarse los ojos, somnolencia, escozor ocular, aumento del parpadeo…
  • Visión borrosa de los caracteres que se tienen que percibir en las pantallas.
  • También se pueden presentar síntomas extraoculares. Aquí se encuadran las cefaleas, vértigos, sensación de desasosiego, ansiedad y molestias en la nuca y en la columna vertebral.

Para paliar estas molestias es necesario relajar la vista de vez en cuando. Hay dos reglas de oro: parpadear de vez en cuando y fijar la vista durante unos segundos en un objeto lejano. Para reforzar la relajación de los músculos oculares se deben cerrar los ojos y mover el globo ocular hacia el techo, luego hacia el suelo y posteriormente a izquierda y derecha.

También se puede fijar la vista en una esquina de la pantalla e ir moviendo la vista en el sentido de las agujas del reloj por las otras tres esquinas. Repetir el ejercicio de forma inversa y siguiendo las diagonales. A media jornada resulta efectivo realizar un ejercicio para relajar la vista. Consiste en cerrar los ojos y ahuecar las manos sobre ellos, sin presionar.

Este ejercicio, junto a un masaje ocular, puede repetirse al finalizar la jornada. Además, para evitar los reflejos en la pantalla del ordenador, ninguna ventana debe encontrarse delante ni detrás de la pantalla y el eje principal de la vista del operador debe ser paralelo a la línea de las ventanas. Para concluir, los expertos recomiendan que estas medidas se complementen mediante cortinas, persianas o mamparas que amortigüen la luz.

Paliar la fatiga mental. Tareas repetitivas o presión en los tiempos son algunos de los condicionantes que propician su aparición. La fatiga mental puede estar causada, entre otras cosas, por las dificultades de manejar con soltura las tareas asociadas al puesto de trabajo o las aplicaciones informáticas o programas de ordenador que han de utilizarse.

Esto se debe, en muchas ocasiones, a la falta de formación adecuada. También se puede presentar por la excesiva presión de tiempos, ausencia de pausas y, en general, por deficiencias en la organización del trabajo. Además, puede producirse cuando la organización de nuestro trabajo establezca tareas excesivamente monótonas y repetitivas.

Los síntomas pueden ser de tres tipos: trastornos del sueño (pesadillas, insomnio, agitación…); perturbaciones psíquicas (ansiedad, irritabilidad, estados depresivos…); trastornos neurovegetativos y alteraciones psicosomáticas (constipación, cefaleas, diarreas, palpitaciones, etc.). Estas recomendaciones pueden ayudarte a mitigar en lo posible la fatiga mental:

  • Tomar descansos durante la jornada laboral. Diez minutos de ‘tiempo personal’ te refrescarán.
  • Hacer una pequeña caminata, hablar con un compañero sobre algo no relacionado con el trabajo o simplemente sentarse tranquilo con los ojos cerrados y respirar. El ejercicio físico también ayuda.
  • Habla con tu jefe sobre la descripción de tu puesto. Tus responsabilidades pueden no reflejar de manera precisa lo que estás haciendo.
  • Los expertos también recomiendanhacer lo posible para olvidarse de los problemas laborales fuera del trabajo y llevar a cabo prácticas de relajación.
  • Cuando el estrés es demasiado grave y estas pautas no pueden hacer nada para acotar su desarrollo, lo mejor es acudir a un especialista y en última instancia buscar un trabajo más adecuado a las capacidades del trabajador y a su tolerancia al trabajo bajo presión.

La temperatura debe rondar los veinte grados

Otra de las situaciones más habituales en el trabajo es que los empleados se quejen habitualmente por los cambios bruscos de temperatura con respecto al exterior.
Un excesivo calor o frío produce incomodidad, pero también somnolencia, ansiedad o irritabilidad. Por su parte, la humedad relativa del aire puede provocar sequedad de las mucosas respiratorias y molestias.

Desde la Instrucción Técnica de Edificación (ITE) indican que la temperatura ambiental debe situarse entre los 19º y 24ºC. La humedad relativa ha de estar entre el 40 y el 60 por ciento tanto en verano como en invierno. Pero tan importante como la temperatura y la humedad es la renovación del aire. Deberá controlarse que los niveles se encuentren situados en los límites establecidos.

Los empleados del turno de noche sufren más dolencias

Pierden cinco años de vida por cada 15 trabajados y tienen un 40% más de posibilidades de sufrir trastornos neuropsicológicos, digestivos y cardiovasculares. Éstas son sólo algunas de las conclusiones de los estudios de los doctores Eduard Estivill, jefe de la Unidad del Sueño del Instituto Dexeus de Barcelona, y Apolinar Rodríguez, responsable del Servicio de Neurofisiología del Hospital de la Paz de Madrid. Unos dos millones de españoles trabajan en estos turnos que, según los expertos, son en los que se producen los accidentes laborales con mayores siniestros. Entre las consecuencias de trabajar de noche está el insomnio, la irritabilidad, la angustia, la depresión o los trastornos digestivos.

La construcción, uno de los sectores más afectados

La construcción es uno de los sectores con mayor siniestralidad laboral. La cifra total de accidentes ha crecido un 5,5%, han disminuido los graves y se mantienen los mortales.
Luis Rosel, director del Área de Seguridad y Salud de la Fundación Laboral de la Construcción, explica que ése es «un sector con riesgo implícito» y los altos índices de siniestralidad responden a varios factores: «La edificación en edificios de altura, los peligros de caída de altura, la conformación del trabajo que cambia constantemente, los trabajos al aire libre, los ritmos de trabajo elevados, la subcontratación o la falta de formación». Además, Luis Rosel apunta a «la incorporación de trabajadores inmigrantes al sector, con diferencias culturales, idiomáticas y con falta de formación».

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