El corporate entrepreneurship o desarrollo de iniciativas empresariales que surgen de la propia plantilla de una empresa no es un concepto nuevo. Las grandes corporaciones americanas lo vienen fomentando desde hace más de cien años y en el contexto actual de extrema competitividad entre las organizaciones resulta especialmente valioso.

Tal es la actualidad del corporate entrepreneurship que la Asociación de Antiguos Alumnos de ESADE ha dedicado su décima jornada anual, celebrada a principios de noviembre de 2004, a los «empleados emprendedores».

Jay Rao, director del programa de Entrepreneurship del Babson College, que pronunció la conferencia central, asegura que el corporate entrepreneurship consiste en identificar, dar forma, desarrollar, captar y capitalizar oportunidades que surgen dentro de la organización y convertirlas en negocios de éxito que a largo plazo aumentarán el valor de la empresa para los empleados, los propietarios y la sociedad en general.

Rao asegura que el corporate entrepreneurship es una disciplina que se puede aprender y practicar: la repetición de la práctica la convierte en disciplina y, como todas las disciplinas, puede ser gestionada. Pero para que arraigue en una empresa hay que fomentar en ella conductas emprendedoras.

De la teoría a la práctica

Una vez las conductas han arraigado y todos los trabajadores son conscientes de que la empresa apoyará y premiará sus iniciativas hay que sentar las bases para convertir esas ideas brillantes en negocios de éxito.

Tras la ponencia de Jay Rao, la Asociación de Antiguos Alumnos de ESADE organizó una mesa redonda en la que se apuntó cómo lograrlo. En ella participaron Mario Armero, presidente del Consejo de General Electric para España y Portugal; Ignasi Fonts, vicepresidente y director general de Hewlett Packard Injet Comercial Division, y Marc Duhem, vicepresidente y consejero delegado de Solvay Ibérica S.A. y director general regional de Europa de Solvay S.A.

?stas fueron algunas de las experiencias, ideas y sugerencias que propusieron para desarrollar las iniciativas de los empleados:

  • Hacer del proceso innovador un objetivo estratégico. El desarrollo de iniciativas internas es un excelente medio para conseguir el crecimiento de la empresa.
  • Un forma de evaluar hasta qué punto se está implantando la cultura innovadora consiste en observar el porcentaje de las ventas que se ha obtenido con los últimos productos o servicios desarrollados por la empresa y el porcentaje que se ha conseguido con los productos o servicios más antiguos.
  • Explicar a los empleados que innovar no consiste necesariamente en tener ideas rompedoras sino en poner en duda lo que uno hace cada día para encontrar nuevas fórmulas que permitan hacerlo mejor.
  • Diseñar el proceso de desarrollo de las iniciativas de forma rigurosa y bien estructurada.
  • Diferenciar entre buenas y malas ideas y descartar las inviables o absurdas.
  • Dejar que las ideas maduren: en la fase inicial quizá no responden a las expectativas de la empresa, pero si se trabajan a fondo pueden derivar en un buen proyecto. Sin embargo también hay que ser capaz de «matar una idea» a tiempo si no es adecuada.
  • No aceptar todas las buenas ideas, para desarrollarlas deben encajar con el negocio de la empresa y tener presente a los clientes.

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