Sin duda, la medicina alternativa está ocupando un espacio cada vez más relevante en nuestra sociedad. No se trata de sustituir ni de olvidar la medicina tradicional, sino de llenar esas parcelas relacionadas con la salud a las que este tipo de terapéutica basada en los medicamentos no puede ni pretende llegar. ¿Quieres conocer otros modos de curar?

 

A medida que el conocimiento sobre el hombre avanza, nos damos cuenta de la influencia de las emociones en lo que consideramos una vida saludable. El equilibrio entre cuerpo y mente, la relajación, el conocimiento de uno mismo y las actitudes positivas influyen no sólo en nuestro presente, sino también en el modo en que nos vamos a sentir en el futuro. Una persona que se encuentra equilibrada y tranquila no es inmune a las enfermedades, pero cuenta con mayores defensas que otra que sufre estrés o ansiedad. Por ello, muchas veces, nuestro bienestar no puede depender sólo de los médicos, sino de una buena prevención, del cuidado de uno mismo y de la ayuda de profesionales de la medicina alternativa. Pero, ¿a qué llamamos medicina alternativa? La medicina alternativa puede entenderse como un gran complemento. No sustituye a la de siempre, sino que ayuda a mejorar nuestras herramientas y recursos para mantener nuestra salud en buen estado. En algunas ocasiones, este conjunto de diferentes terapias puede curar. En otras, suponen un refuerzo a la medicina tradicional.

 

Por lo general, la medicina alternativa está relacionada con las emociones y la mente, pues en no pocos casos la mejora se consigue cambiando la actitud mental del paciente, bien ayudándolo a relajarse, bien orientándolo hacia actitudes más optimistas, bien enseñándolo a controlar sus pensamientos. El yoga, el pilates, la risoterapia o los masajes tántricos son algunos de estos métodos que, partiendo de lo físico, con frecuencia se orientan a curar algo mucho menos tangible: lo mental o espiritual. Esta es una de las razones por las que las llamadas terapias alternativas no pueden medirse desde un punto de vista científico y, sin embargo, tienen cada vez más usuarios. Es por ello que este tipo de tratamientos saludables han originado una gran número de nuevas profesiones.

 

¿Qué estudiar?

 

En nuestro país todavía hay pocos profesionales preparados para ejercerlas en relación a una demanda creciente. ¿Cómo convertirse en un profesional? Existen muchos modos de acceder a los conocimientos que nos permitirán practicar las medicinas alternativas, tantos como variedades encontramos en este amplio campo: homeopatía, fitoterapia, acupuntura, quiromasaje, reflexoterapia, sofrología, hidroterapia, kinesiología, masajes tantra, terapia floral y aromaterapia, dietética, fisioterapia, medicina oriental… Por ejemplo, un fisioterapeuta puede formarse a través de cursos, puede realizar un master de especialización u obtener una diplomatura universitaria: puede ser auxiliar de fisioterapeuta o especializarse en estética o en masajes deportivos, también tiene la opción de prepararse específicamente en la preparación del parto y post-parto, en realizar drenaje linfático o en fisioterapia veterinaria. Las opciones son muy variadas y dependerán de los intereses concretos de cada estudiante.

 

En lo práctico, se trata de profesiones liberales, habitualmente llevadas a cabo por personas sociables, abiertas, reflexivas y positivas. Los trabajos pueden ejercerse por cuenta propia o bien dentro de una o varias empresas: formar parte del personal de un club deportivo o de un gimnasio, trabajar en el spa de una cadena hotelera o en un balneario, colaborar con diversos centros de salud, clínicas y residencias de ancianos… Otros profesionales prefieren montar su propio centro de asistencia en el que tratar las dolencias en las que se han especializado. No hay que olvidar que la carrera no es algo fijo e invariable sino que se va modificando con el tiempo y que los años de experiencia son los que acaban conformando a un buen profesional.