La teleformación es un sistema lleno de ventajas especialmente pensado para los que no disponen de un acceso directo a los centros de enseñanza tradicionales o no pueden adaptarse a sus horarios.

 

A través de producciones audiovisuales, materiales multimedia y tecnologías de la información y la comunicación, la formación a distancia se ha abierto camino y se ha llegado a convertir en una alternativa de éxito a la educación tradicional. Su sistema flexible y personalizado facilita el acceso directo a unos contenidos que se adaptan al ritmo de cada alumno. Sus modos de evaluación son innovadores y sus tutores están siempre a la disposición del alumno, orientándolo y resolviendo sus dudas académicas. ¿Quién podría pedir más?

 

Existen más de 1.500 instituciones de educación a distancia en todo el mundo que superan ya los 30 millones de estudiantes. Éstos pueden elegir entre una amplia oferta de estudios, temas y cursos. Según el Estudio Bioeduca 2006 del Observatorio Español de Internet, un 5% de los estudiantes del Estado español realizan sus estudios a través de Internet y de ellos la mitad cursan estudios universitarios. En total son 350.000 las personas que realizan formación por Internet. Pero la educación a distancia incluye muchas modalidades además del e-learning.

 

Gran oferta

 

Esta formación va dirigida a todos los que no pueden acceder a la educación de una forma normalizada, bien porque trabajan y no tienen tiempo y sus horarios de trabajo son incompatibles con los de los centros, o bien porque no pueden desplazarse hasta el lugar donde se imparten los cursos. Las causas son muy variadas y, en el caso de los más jóvenes pueden ser una dedicación profesional al deporte o el hecho de pertenecer a una familia de profesión itinerante. En estos casos, se debe solicitar una autorización al «Servicio de Inspección Técnica de Educación» provincial. Tanto los estudiantes más jóvenes como los

adultos de todas las edades se encuentran con una oferta educativa cada vez más diversa que va desde las enseñanzas de carácter oficial hasta los cursillos no oficiales. Es posible cursar a distancia estudios de Educación Primaria, de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), Bachillerato y Formación Profesional.

 

También se puede optar por la teleformación en Universidades (licenciaturas, diplomaturas e ingenierías), estudios de 3er ciclo como los doctorados o por aprender idiomas en las Escuelas Oficiales. Otros cursos que también se encuentran en esta modalidad que hace posible la conciliación de los estudios con la vida laboral son los Masters y Posgrados, los cursos de extensión universitaria, de reciclaje y desarrollo profesional, los de renovación y ampliación de conocimientos y los de Formación Ocupacional. La lista es bien larga y hay para todos los gustos y necesidades.

 

¿Cómo se hace?

 

Estudiar a distancia parece complicado. Sin embargo, todo lo que se requiere es fuerza de voluntad para establecer y seguir un calendario personal que nos permita asignar una dedicación constante a los estudios a lo largo del curso. El resto nos vendrá dado a través de los contenidos y la ayuda del tutor personal con el que nos comunicaremos por teléfono, por e-mail, por carta o por fax, dependiendo del tipo de curso, de nuestras circunstancias y de las herramientas comunicativas que estén a nuestro alcance. Él guiará nuestro aprendizaje y resolverá todo tipo de dudas. Una vez matriculado, el alumno suele recibir por correo los materiales del curso. Él deberá ir aprendiendo los contenidos y hacer llegar periódicamente sus ejercicios y actividades al tutor que se le haya asignado. Éste los corregirá y orientará al alumno para que pueda ir reforzando sus puntos débiles. Cada vez más, esta modalidad educativa incluye también la posibilidad de entrar en contacto con otros alumnos y, a través de campus virtuales y chats, poder compartir las dudas y comentarios habituales sobre las materias compartidas.

 

Alumnos más activos

 

El tutor juega en este tipo de enseñanza un papel muy diferente al del maestro tradicional. Aquí se trata de facilitar el aprendizaje, es decir, no de enseñar sino de hacer posible que el alumno aprenda. Así, la actitud de los estudiantes es mucho más activa y, aunque el objetivo no deja de ser el mismo, parece que el estudiante lo tiene mucho más claro: sólo de él depende llegar a los resultados previamente marcados y no vale la excusa de que el profesor me tiene manía. El tutor es un acompañante que te asesora en el camino, el protagonista del viaje es el propio alumno. Un viaje lleno de campus y aulas virtuales, bibliotecas electrónicas, técnicas de autoaprendizaje, videoconferencias y un sinfín de nuevas herramientas y metodologías de trabajo, muchas de ellas todavía por experimentar. Es quizás por el alto compromiso que el alumno adquiere en esta modealidad que, si el soporte pedagógico es bueno, se reduce el

tiempo de aprendizaje entre un 20 y un 40 % en relación a la formación presencial. Además, el nivel de retención de los contenidos es también mayor.

 

La educación a distancia engloba, en fin, todos los estudios en los que el profesorado y los alumnos están separados en el tiempo, en el espacio o en ambos. Educación a distancia, formación virtual o e-learning no son siempre sinónimos sino que marcan las pequeñas o grandes diferencias que podemos encontrar entre estos nuevos sistemas educativos flexibles y centrados en un alumno activo y responsable de sus progresos.