Imparte clases de educación física, las tan mal llamadas clases de gimnasia, en centros de educación infantil, primaria, secundaria, bachillerato, FP y universidad. Una asignatura que muchas veces se considera una «maría» porque no requiere un esfuerzo intelectual, pero que constituye una materia importante para el desarrollo de niños y jóvenes, especialmente en el ámbito de los hábitos saludables.

Y es que el profesor de educación física se ha convertido en los últimos años desde un mero docente de ejercicios físicos (como salto del potro, de altura, de longitud, práctica de deportes diversos) a un didacta de una asignatura que pretende impulsar un estilo de vida sano y donde el cuerpo sea una fuente de desarrollo personal a través de actividades como la expresión corporal o el aprendizaje de bailes. O sea, facilitar la educación integral de la persona mediante el cuerpo y el movimiento.

Este profesional, que debe tener una clara afinidad por el deporte y vocación de enseñanza, debe realizar una planificación de actividades en función de los alumnos: la psicomotricidad es más importante entre los más pequeños, el trabajo en equipo prima cuando se hacen un poco más mayores, así como el desarrollo físico en edad juvenil; y las capacidades de cada persona son diferentes y es en función de éstas que debe evaluarlas.

En definitiva, debe inculcar técnicas deportivas sin olvidar los valores que tiene que impulsar la educación física, y en ello la creatividad, la flexibilidad y la capacidad para comprender a sus alumnos es muy importante. Y aunque las clases son eminentemente prácticas, la teoría sobre la repercusión del ejercicio en el cuerpo también está presente.

¿Qué formación necesitan?

Para impartir clases en colegios se debe estudiar la diplomatura de magisterio en la especialidad de educación física. Esta titulación consta de tres cursos académicos que basan su contenido tanto en la formación psicopedagógica como en la formación específica en educación física (bases anatómicas y fisiológicas del ejercicio, acondicionamiento físico, juegos, educación física y salud, etc.).

Con esta formación, por tanto, se da clase a niños de 6 a 12 años. Para impartir más allá de esta edad (en institutos y universidades) es necesario estar licenciado en ciencias de la actividad física y el deporte, conocida también como INEF, por ser éste el nombre de los centros públicos donde se cursa (aunque ahora ya también se imparte en universidades privadas). Para acceder hay que superar la selectividad y pasar una prueba física. Es una titulación de cuatro años que profundiza más en las asignaturas de la diplomatura de magisterio si se escoge el itinerario socioeducativo. Las prácticas en centros son obligatorias en ambas carreras.

¿Qué perspectivas laborales tienen?

Estas titulaciones permiten trabajar como profesional de la educación tanto en el sector público como en el privado, al que se accede en las mismas condiciones que docentes de otras asignaturas (procesos de oposición, interinaje, bolsas de sustituciones, etc.).

El sueldo en el sector público oscila (según datos de 2005) entre los 910 euros mensuales en la educación primaria y los 1.070 de la secundaria y universitaria, a los que se deben añadir diversos complementos, por lo que la retribución puede ascender por encima de los 1.500 euros mensuales. Eso sí, cada vez hay más titulados, y por tanto más competencia para lograr un puesto.

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