Cuando acudimos a ver una obra de teatro, en lo único que solemos fijarnos es en el trabajo que realizan los actores. A la hora de elaborar una crítica (positiva o negativa) quizás también nos acordemos del director, que ha sido quien los ha dirigido. Pero quien no suele venirnos a la mente son todas aquellas personas que trabajan ‘en la sombra’ pero sin las cuales no sería posible asistir al espectáculo.

Técnicos (de iluminación, de sonido, de maquinaria…), maquilladores, figurinistas, productores, jefes de sala, acomodadores, taquilleros son algunos de los perfiles que hacen posible que asistir a una obra de teatro se convierta en algo inolvidable para el espectador. O al menos eso pretenden ellos. Todas estas profesiones son las grandes olvidadas cuando de teatro se habla, teniendo en mente sólo la figura del actor.

En este reportaje queremos centrarnos en esas otras caras, para que conozcas todas las oportunidades que un escenario teatral puede poner a tu alcance. Pero, ¿se trata de un buen sector por el que merece la pena apostar? El compromiso cada vez mayor del sector público y de las administraciones territoriales hacen que el mundo de las artes escénicas viva «un desarrollo sin precedentes». Así lo afirma el profesor de la Universidad de Barcelona, Lluis Bonet, coordinador del ‘Análisis económico del sector de las artes escénicas en España’.

Gran transformación

Uno de los datos más destacados de este informe hace mención a la enorme transformación que han experimentado las artes escénicas durante los últimos 15 años. De hecho, el 60 por ciento de los teatros españoles ha sido puesto en funcionamiento durante ese periodo, así como el 72 por ciento de las compañías del territorio nacional. Respecto al tamaño de las empresas del sector, la gran mayoría es muy pequeña.

La dinamización del sector se ha producido a través de los teatros municipales y los circuitos autonómicos de teatro ya que, según el estudio de Lluis Bonet, las administraciones territoriales apuestan muy fuerte por el arte escénico, consiguiendo que el sector se descentralice y democratice. Pese a todo, Madrid y Barcelona continúan siendo el eje teatral del estado. «Siguen siendo el espejo donde se mira el sector teatral español», según afirman Lluis Bonet y su equipo en el análisis realizado.

¿Has pensado en dedicarte a la docencia?

La exploración de otros campos viene asociada a la formación teatral. De hecho, son muchos los que han descubierto en ella posibilidades laborales como la gestión, la dirección, la iluminación o el maquillaje. Todo es ponerse.

Si eres de los que piensan que hacer un curso de actor sólo puede preparar tus dotes interpretativas estás equivocado. Y es que el mundo de la actuación es vocacional y, como tal, a través de él se pueden descubrir otras vocaciones. Como señala el coordinador del área pedagógica de la Escuela Cuarta Pared, David Fraile, «hay otras vocaciones que puedes descubrir, otras cosas que te gustan y posibilidades laborales al margen de la puerta de entrada que es la de formarse como actor». Se pueden seguir, por tanto, otros caminos, «como el de la dirección, la escritura dramática o la propia gestión teatral».

En la misma línea, La Casona, escuela de arte dramático de Barcelona, imparte cursos de formación de actor, pero también cuenta con ‘Project’arte’, un programa formado por «diferentes cursos monográficos para la formación y el reciclaje de actores y estudiantes de teatro, para quienes están vinculados al mundo de la escena y los medios audiovisuales, para profesionales y estudiantes del campo de la pedagogía y la formación y para personas interesadas por su crecimiento personal», apuntan desde la escuela.

El centro cuenta, de este modo, con cursos de iluminación teatral, escritura o historia del teatro, pero también de clown, maquillaje teatral, música para actores y directores, productor ejecutivo o, entre muchos otros, de performance.

¿Te apuntas a la alternativa?

Esta formación puede venir asociada a salidas laborales vinculadas a la docencia, ya que muchas escuelas se nutren de las personas que se forman en ellas. Es lo que ocurre en la Sala Cuarta Pared de Madrid, donde la escuela «abastece no sólo de actores a la compañía teatral, sino también de directores, autores teatrales y profesores a la propia escuela», aclara David Fraile.

En el caso de La Casona, cuando se incorporan profesores de interpretación, «la selección es clara, pues el seguimiento de su propia formación en el centro es el que determina su admisión como profesores».

Para impartir otros tipos de cursos, lo primero que esta escuela ofrece al aspirante es «dirigir un curso monográfico dentro del ciclo anual ‘Project’arte y se realiza un seguimiento de su labor». Éste determinará la incorporación o no del candidato al profesorado del centro.

Todo un impulso

Teatros, salas o, incluso, escuelas de arte dramático cuentan con su propia bolsa de empleo o iniciativas que fomentan la inserción laboral en este ámbito.

Los centros teatrales y sus escuelas no sólo proporcionan espectáculos y formación. Detrás de ellos puede esconderse tu oportunidad de encontrar trabajo. Ejemplo de ello encontramos en La Casona, que cuenta con una bolsa de trabajo «formada por las demandas efectuadas por los grupos y compañías teatrales oficiales o privadas, productoras cinematográficas y canales de televisión de todo el mundo», apuntan desde el centro.

No obstante, existen otras opciones, como la que ofrece la escuela de la Sala Cuarta Pared, donde hay un protocolo de atención. Su coordinador, David Fraile, explica que consiste en «la recogida de currículos para, después, en la medida que hace falta, echamos mano de ellos y nos entrevistamos con la gente para cada puesto de trabajo».

Gente dinámica

Niños, jóvenes y mayores. Para todos hay un hueco en los cursos relacionados con las artes escénicas. Sólo tienes que elegir el que más te guste.

Si eres activo y te gusta enfrentarte a retos, esto es lo tuyo. Y es que, «nos interesa mucho la gente que es dinámica, que explora y que se enfrenta a retos», subraya el coordinador del área pedagógica de la Sala Cuarta Pared, David Fraile.

En este sentido, desde La Casona, Centro de Formación e Investigación Teatral de Barcelona, señalan que «normalmente, se trata de jóvenes que han concluido el Bachillerato y optan por esta formación o universitarios que han terminado su carrera o la están transitando». Aún así, en este caso, hay ofertas formativas para todo tipo de público. De hecho, si el Curso Integral acoge a alumnos de 18 a 35 años, existen otras opciones formativas dirigidas a personas que no lleguen o superen esa franja de edad.

  • PRODUCTOR: El arte de saber aprovechar los recursos

    Carmen María Villar es productora teatral y todo un ejemplo de cómo una afición puede convertirse en una profesión.

    Todo empezó con los cursos de interpretación que una sala de Ciudad Real impartía y de cuyo equipo entró a formar parte posteriormente Carmen María Villar. Hoy es productora teatral. «Me di cuenta de que en las ideas artísticas se veían muchas veces sin ninguna posibilidad de éxito por falta de personas que hicieran el trabajo que ahora desarrollo», explica. Y es que, «muchas veces no se trata de tener un gran presupuesto, sino de saber sacarle partido a los recursos que se tienen y de conocer bien a qué y para qué vas a destinarlos. ¡Con muy pocos ingredientes se puede hacer un guiso de alta cocina!». Y eso es, precisamente, lo que hace Carmen María.

    ¿Su objetivo? Que el artista sólo se preocupe de su actuación. Y para ello, se encarga desde la planificación de todas las áreas en cuanto a recursos económicos, temporales y humanos hasta la ejecución del proyecto, pasando por su puesta en marcha y desarrollo. En definitiva, «mi responsabilidad es que todo y todos estén donde tienen que estar, cuando tienen que estar, sin salirnos del precio que hemos acordado y resolviendo los problemas que puedan surgir al menor coste», aclara.

    La actividad de Carmen varía en función del grado de desarrollo del proyecto. «Si vienen bien planteados, con objetivos claros, presupuestos concretos y equipo definido, mi trabajo consiste en velar por que se cumplan las expectativas, prever con antelación las posibles desviaciones y corregirlas». Y si recibe sólo una idea, trabaja con los empresarios-productores en su planificación y concreción para hacerla «lo más rentable posible y les lleve al éxito».

    Así que, si tu pasión es el teatro, no descartes la posibilidad de trabajar en él. Quién sabe si, como Carmen María, puedes convertir tu afición en una profesión. Ahora bien, si te lo has planteado, ten en cuenta que conviene «no querer ser artistas y gestores a la vez. Eso no funciona».

  • JEFE DE SALA: Organizar, supervisar y hacer de relaciones públicas

    Tres son los grupos con los que trabaja este profesional: la sala, la compañía y el público.

    Una labor de organización, supervisión y relaciones públicas para los tres grandes grupos que hacen posible que un espectáculo teatral exista: quienes lo albergan (la sala), quienes lo realizan (la compañía) y quienes lo disfrutan y le dan sentido (el público). Así podría definirse la actividad que realiza un jefe de sala de cualquier teatro. Al menos, así lo ve la jefa de sala de Cuarta Pared, Mar Mut Rueda.

    Tras pasar por la escuela de formación actoral de este centro, Mar entró a formar parte de su equipo, en un primer momento gestionando el bar de la sala. «Este periodo me permitió conocer el puesto de antemano y poder saltar a él cuando, más adelante, la dirección de Cuarta Pared me consideró adecuada para ocuparlo».

    Un día de trabajo en la vida de Mar se inicia dos o tres horas antes del comienzo de la función, supervisando que todo marche sobre ruedas. Saludos a la compañía, preparación de la sala, colocación de las gradas, reposición de la papelería del ‘hall’, apertura de puertas (comprobando que no haya ningún problema), ayuda en taquilla («cuando es necesario») y ajuste del aforo de la sala son algunas de las tareas que Mar realiza cada día.

    Lo que más le gusta de su trabajo es «estar en contacto con la profesión, con el teatro. Se conoce a gente muy interesante y te permite ver cómo funciona el sector. Se puede aprender mucho observando y, desde mi actual posición, las vistas son inmejorables».

    En el otro extremo, lo que menos le gusta es tener que decir que no. «Cuando alguien llega tarde y ya no puede acceder a la sala o cuando, por llegar tarde, ha perdido su reserva y se ha quedado sin localidad para ver un espectáculo».

    Mar tiene claro que para trabajar en un puesto como el suyo hay que sentir que la sala es tu casa «y que tanto el público como las compañías son tus invitados. Son las caras del personal de sala, las que van a ver durante su visita los primeros y durante su estancia los segundos. Esto supone que te van a asociar a la sala, así que es muy importante que esté marcada por una sonrisa».

    Paco Romero también se encarga de la jefatura de sala. En este caso en la Compañía Corrales de Comedias Teatro. «Hago tres cometidos diferentes según la actividad que vayamos a realizar. Si se trata de una representación para la campaña de teatro para estudiantes, soy el responsable de recibir a los colegios. Cuando se trata de una función abierta al público, me encargo de vender las entradas en mi tienda y de controlar la sala. Y cuando la actuación es fuera, junto a los otros técnicos me encargo de cargar el camión con la escenografía que corresponda y montarla en el teatro», señala.

  • TÉCNICO TEATRAL: Un puesto al margen de las rutinas

    Grabar, montar o dirigir luces son algunas de las labores del técnico teatral.

    ¿Qué sería de una función si no contara con la ayuda de la técnica? Y es que antes y durante una representación teatral hay todo un equipo humano dedicado a controlar todas las instalaciones eléctricas y la iluminación.

    Se trata de un universo al que puede accederse a través de formación especializada, como la que recibió Carlos Marcos, técnico de la Sala Cuarta Pared, de Madrid. «Realicé aquí las prácticas de un ciclo formativo, ‘Realización de audiovisuales y espectáculo’. Al terminar, me contrataron», explica. ¿Sus labores? Carlos se dedica a la iluminación, mantenimiento, sonido, maquinismo y presta asistencia técnica a las compañías invitadas, entre otras actividades.

    Pero la técnica también está abierta a los que la tienen como afición. Es el caso de Jacinto Díaz, director técnico de una compañía de Almagro, diseñador autónomo de iluminación y técnico de iluminación del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. «Caí en este mundo de rebote. Soy licenciado en Sociología», explica.

    Pero, «me gustaba todo lo relacionado con la técnica por mi ‘hobby’ de músico y casualmente conocí a gente de teatro y me introduje en este mundo casi de casualidad. Luego, las circunstancias me llevaron a Almagro, donde gracias al festival aprendí mucho de este oficio».

    Si te preguntas cómo es el trabajo diario de un técnico teatral, debes saber que «no existe un día de trabajo estándar, porque esta profesión no se puede considerar como tal», aclara Jacinto Díaz. Aunque, en su caso, hace distinciones en función de la tarea que hay que desempeñar. De modo que, si bien hace referencia al número de horas y al desplazamiento que supone llevar a cabo la instalación técnica de un bolo (función de un día), como técnico de iluminación «el trabajo es muy diferente, pues se supone que tienes tiempo para probar cosas, investigar y aprender con cada montaje y proyecto nuevo».

    No obstante, este técnico de iluminación también hace referencia a trabajos de mantenimiento de material o construcción, entre otros que forman parte de su ámbito laboral. Y es que, en este mundo, «no existe un día a día, ni cualitativa ni cuantitativamente. Una semana puedes trabajar 70 horas y a la siguiente 20. No es nada rutinario».

    Lo que tienen claro los que se dedican a la técnica teatral es que es una profesión donde la vocación ejerce un papel esencial. De hecho, el técnico de la Sala Cuarta Pared, Carlos Marcos, subraya que «esto tiene que ser vocacional, tienes que amar el teatro».

    En la misma línea, Jacinto Díaz, técnico iluminador del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, considera que «esta profesión te elige más que tú elegirla, por lo que la tienes que querer mucho para dedicarte a ello». En definitiva, el mejor consejo para aquéllos que quieran dedicarse a esto es que «amen el mundo del espectáculo y que estudien lo que puedan».

  • TAQUILLERO: Algo más que vender entradas

    La tarea de este profesional requiere una labor, tanto previa como posterior, de comprobación.

    Una de las figuras que no falta en cualquier teatro o sala es la del taquillero, persona encargada de entregar las entradas al público. Alejandro Hernández es el taquillero de la Sala Cuarta Pared (en Madrid), puesto al que llegó tras pasar por la escuela del propio centro.

    ¿En qué consiste su labor? El propio Alejandro nos lo explica. «Entro dos horas antes de que empiece la función. Corroboro el número de entradas que hay vendidas (en los puntos de venta externos) o reservadas, y las paso a un listado limpio y nuevo. Reservo las entradas pertinentes y preparo la taquilla para iniciar la venta. Abrimos una hora antes de que empiece el espectáculo. Atiendo al público y le doy sus entradas. Una vez comenzado el espectáculo, cuento el dinero recaudado y compruebo que cuadre con los informes que debemos enviar a la SGAE y a la Coordinadora de Salas Alternativas». Y guarda una copia.

    Lo que más le gusta de este trabajo es «el contacto diario con los socios (son personas que pagan una cuota mensual y tienen derecho a ver todos los espectáculos de la sala de manera gratuita)». Y lo que menos, «las malas caras, los malos gestos y las feas palabras de la gente que se queda sin entrada cuando la sala está llena».

© Laboris