Aunque la voz inglesa cluster se usa también en el mundo de la
informática, en el área empresarial se utiliza para hacer
referencia a concentraciones de empresas e instituciones públicas
y privadas ubicadas en una misma zona y que operan en un mismo
sector de actividad
.

En un cluster pueden encontrarse no sólo las empresas fabricantes
o que comercializan un cierto tipo de productos, sino sus empresas proveedoras
y clientes, en un entramado que puede tener múltiples ramificaciones.

Un ejemplo claro sería una concentración de empresas
dedicadas a las diferentes ramas de la industria de la automoción
y ubicadas en una zona geográfica en la que también hubiera
centros de I+D, empresas de servicios profesionales, centros de formación,
organismos públicos y otras entidades, todas relacionadas con el
mundo del automóvil.

El cluster no tiene por qué coincidir exactamente con
un territorio
(una provincia o una ciudad, por ejemplo), ni tampoco
ha de englobar por completo un sector específico de actividad,
sino que alberga a entidades afines entre sí.

Estas concentraciones pueden generarse espontáneamente o promovidas
desde organismos públicos y privados. Su característica
más importante es que favorecen los intercambios entre las
entidades que las forman, tanto desde el punto de vista comercial como
en lo referente a nuevas ideas, técnicas y conocimientos.

Así, los cluster pueden ayudar a incrementar la competitividad
de las empresas y su capacidad de innovación, además de
estimular el desarrollo económico de la zona en la que se
ubican.

Información elaborada por Juan Miguel Rosa

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