Shimon Dolan, director científico del Instituto de Estudios Laborales de ESADE y Randstad

El estrés laboral, ese mal endémico que cada día afecta a más personas, se puede prevenir.
Shimon Dolan, uno de los mayores expertos mundiales en la materia, nos ofrece algunos buenos consejos.

En el ámbito del trabajo hablamos de estrés constantemente, sin embargo ¿sabemos lo que en realidad significa?

Hay personas que lo confunden con la fuente de algunos problemas, cuando en realidad es una consecuencia, y otras que sólo hablan de estrés en el momento en que afecta a la salud. No es ni origen ni resultado, es un estado de tensión que se produce cuando la persona se encuentra sin recursos para manejar situaciones de presión exterior, y siempre es negativo.

Usted asegura que el estrés puede provocar enfermedades muy graves. ¿No le parece una afirmación alarmista?

Cuando nuestro sistema inmunológico no tiene la capacidad de superar agresiones del entorno puede desarrollar todo tipo de enfermedades. Las que están relacionadas con el estrés son multifactoriales, no hay una sola causa que las provoque, pero sabemos que los factores de riesgo que vienen del entorno del trabajo influyen en ellas.

El estrés es un fenómeno acumulable cuyos síntomas no se detectan fácilmente y cuando se manifiestan con claridad puede ser tarde para intervenir. No digo que sea la causa del cáncer, pero sí que influye de forma determinante en enfermedades como la hitpertensión y en la aparición de úlceras, vértigos o dolores de espalda.

Además de personas estresadas existen también organizaciones estresadas. ¿Qué rasgos las definen?

En las organizaciones estresadas las personas sienten que no pueden superar las exigencias psicológicas del trabajo. Cada vez se les exige más y más hasta que al final acaban por buscar otro empleo. La moral es baja y la rotación voluntaria de personal y los accidentes de trabajo son altos.

El problema es que hay cada vez más empresas que exigen mucho a sus empleados, pero no les dan los medios necesarios para que puedan cumplir con su trabajo: no les ofrecen formación, ni les ayudan a desarrollar competencias, ni les dan tiempo para asimilar los cambios.

En el sector de los recursos humanos se habla muy poco de políticas relacionadas con el estrés.

No se habla por dos motivos: porque el estrés laboral no es algo perfectamente tangible, aunque eso no significa que no exista, y porque las organizaciones tienen miedo a tratarlo, ya que eso significaría abrir la caja de Pandora. En Canadá el estrés está reconocido como enfermedad profesional, de manera que un trabajador puede pedir la baja por estar estresado y su salario lo paga la Seguridad Social.

En otros países, se trata caso por caso, si se reconociera como enfermedad profesional quizá la caja pública no podría asumir su coste, por eso no hay interés en hablar del estrés. Nosotros mismos nos hemos encontrado con esa reticencia en el Instituto de Estudios Laborales (IEL) de ESADE y Randstad.

Ofrecimos gratuitamente a algunas organizaciones que colaboraran para realizar una investigación sobre el estrés y los directores generales se negaron. Tienen miedo, sin embargo sabemos, por estudios anteriores en los que yo mismo he trabajado, que cada euro que se invierte en prevención del estrés laboral tiene un retorno de al menos diez euros. Eso significa que aporta beneficios económicos.

¿Qué políticas deberían aplicarse para prevenir el estrés en las empresas?

En primer lugar, medidas de diagnóstico para que los trabajadores que padezcan estrés, empezando por los que tienen un nivel de riesgo más alto, puedan pedir ayuda personal. En países como Estados Unidos y Canadá se han dado casos de trabajadores que han cogido una pistola y han ido a su empresa a matar gente.

En España tenemos la suerte de que no se ha llegado asituaciones tan peligrosas, pero ¿tenemos que esperar a que las haya para empezar a intervenir? Yo creo que no. En segundo lugar, si la organización ya aplica medidas de diagnóstico lo que puede hacer a continuación es identificar departamentos o categorías profesionales donde el estrés tenga más incidencia. Así podrá aplicar políticas de recursos humanos específicas. No hace falta tomar medidas que afecten a toda la organización, bastará con que se intervenga sólo donde haga falta.

Pero a las empresas les es más fácil despedir a los estresados y sustituirlos por gente que aún no lo esté.

Yo confío en que eso cambie. Hoy los empresarios soportan mucha presión porque han de conseguir resultados a corto plazo que satisfagan a los accionistas, pero a largo plazo eso puede tener efectos muy negativos. Si corre la voz de que no se preocupan por sus empleados van a tener problemas para captar a personas con talento, sobre todo en las épocas en que la oferta de trabajadores en el mercado sea baja. A medio plazo la organización perderá valor.

Las empresas contribuyen al creciente estrés laboral, pero ¿qué parte de responsabilidad tienen los propios trabajadores?

Si el trabajo les desborda deben hablar con sus superiores para exponerles la situación,porque uno puede ser un superman o una superwoman un día, una semana, un mes… pero no para siempre.

También hay personas que encuentran en el trabajo una enorme fuente de satisfacción, muchas incluso se vuelcan en él para escapar de otros problemas. Las dificultades surgen cuando el trabajo les va mal, porque como todo en su vida se reduce a eso no tienen otras vías de escape. Yo creo que hay que educar a las personas en el Work Life Balance, en equilibrar su vida personal y profesional.

¿Existen diferencias en el estrés laboral entre España y otros países?

Sí, sobre todo por motivos culturales. En España todavía existe el concepto de vacaciones, mientras que en Estados Unidos o Canadá ha desaparecido y eso contribuye al estrés. En cuanto al día a día, los españoles tienen una enorme capacidad para improvisar. En Alemania y en EE.UU. existe una mayor planificación. Estas diferencias pueden causar estrés entre los españoles que vayan a trabajar fuera y los extranjeros que vengan a trabajar aquí.

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