Los simuladores de empresa son programas informáticos que presentan situaciones del día a día de una compañía sobre las que hay que tomar decisiones. Se trata de aprender practicando.

El software reproduce la gestión global de una organización o simplemente la de algunos departamentos y propone a los participantes que ejecuten diferentes acciones a partir de cierta información que se les da.

Se les presenta una situación que podría ser real, se les aportan unos cuantos datos sobre ella y se les pide que busquen una solución.

Algunos programas incluyen distintos itinerarios de forma que el participante va avanzando por caminos diferentes según las decisiones que tome en cada momento. Otros simuladores tienen un único recorrido y sólo al final muestran al participante sus aciertos y errores.

¿Dónde se pueden utilizar?

Las escuelas de negocios, las universidades y los centros de formación para la inserción laboral son quienes más utilizan simuladores de empresa.

Los emplean para que los alumnos puedan poner en práctica los conocimientos teóricos que van adquiriendo durante el curso.

Pero las escuelas no son las únicas que los tienen: su uso se ha hecho tan popular que algunas instituciones han creado concursos de simulación para estudiantes y profesionales. Gestión Global y Marketing Game son algunos de los más conocidos. Sólo hay que apuntarse y participar.

Programas de simulación

Hay programas de inserción laboral de la Administración que van más allá de simular la gestión de una empresa a través de un programa informático y lo hacen convirtiendo a los alumnos en trabajadores virtuales.

Tras un período de formación teórica intensivo, se simula el funcionamiento de una empresa en la que cada uno de los estudiantes desarrolla un trabajo concreto.

Se realizan compras, ventas, diseño de nuevos productos, propuestas comerciales, campañas de marketing, etc. como si todo fuera real hasta el punto de que se interactúa con otras empresas también virtuales para conseguir un mayor realismo.

¿Qué ventajas tienen?

Tanto los simuladores informáticos como los programas de simulación ayudan a los estudiantes a tomar decisiones y a desarrollar muchas de las habilidades que les facilitarán el acceso a un empleo con ciertas garantías de éxito.

Para los profesionales en activo son un reto, ya que han de competir con participantes de otras empresas y demostrar que son mejores que ellos.

Los simuladores ayudan a desarrollar el trabajo en equipo, la capacidad de aprendizaje, la de asumir responsabilidades y la de saber cómo reaccionar ante situaciones inesperadas.

Las múltiples ventajas que ofrecen han facilitado que el número de centros de formación que los incluye en sus programas de estudio sea cada vez mayor.