La movilidad se perfila como uno de los factores esenciales en el mercado laboral de nuestro tiempo y 2009 puede ser el año en el que muchos alumnos universitarios hagan realidad el sueño de estudiar en su lugar de residencia titulaciones que antes sólo se impartían en facultades de otras ciudades alejadas cientos de kilómetros de su ámbito geográfico más cercano.

 

Y es que las universidades que integran el grupo conocido en el mundo académico como G9, dejaron sentadas a finales del pasado año las bases para expedir títulos conjuntos con el objetivo de fomentar la movilidad estudiantil.

 

Para ello, los alumnos deberán completar su formación durante, al menos, un curso académico, o lo que es equivalente a 60 créditos completos, en algunas de las universidades públicas del G9.

 

Este selecto grupo está integrado por la Universidad del País Vasco, Universitat de les Illes Balears, Universidad de Extremadura, Universidad de Cantabria, Universidad Pública de Navarra, Universidad de la Rioja, Universidad de Oviedo, Universidad de Castilla-La Mancha y Universidad de Zaragoza.

 

Los miembros del G9 justifican la necesidad de poner en marcha esta medida en la evidente repercusión e impacto que la universidad pública tiene en el desarrollo de cada comunidad autónoma, algo que no puede quedar circunscrito a ámbitos geográficos reducidos y acotados.

 

Así, un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad del País Vasco llega a la conclusión de que alrededor de 10.000 puestos de trabajos dependen de la actividad cotidiana que se ejerce en cada campus, incluyendo en ese cómputo los vinculados al transporte público, el sector de la hostelería, servicios, etcétera. El citado informe destaca además que por cada euro que invierte la Administración en la universidad, se generan 2,4 euros en forma de impuesto, una riqueza que de alguna forma emana de la actividad académica.