Trabaja «codo con codo» con el farmacéutico, bajo la supervisión del cual realiza la mayor parte de sus tareas. Entre ellas, la realización de análisis clínicos elementales, junto al mantenimiento y limpieza del material empleado en las operaciones farmacéuticas, así como la elaboración y dispensación de preparados medicamentosos, dietéticos o cosméticos en establecimientos de farmacia o parafarmacia.

En este sentido, su tarea no se ciñe sólo a la venta y distribución de esos productos sino también a transmitir información a los clientes sobre su utilización y determinar los parámetros en que se deben administrar (de forma personalizada) aquéllos que no han recibido una prescripción pertinente por parte de un facultativo médico. Asimismo, debe fomentar los hábitos saludables entre los clientes de farmacias y parafarmacias, educándoles en unas actitudes correctas.

En tareas más administrativas, se encarga de controlar los suministros de los productos (recepción, almacenamiento, revisión, mantenimiento de existencias…), de su correcto envasado y etiquetado para evitar errores, así como de la facturación de los establecimientos de farmacia y parafarmacia (gestión de recetas médicas, cobro, control de caja y tramitación de liquidaciones transferidas).

[ ¿Qué formación necesitan? ]

Hace ahora diez años que el Gobierno dio luz verde a la creación del título de formación profesional de grado medio de Técnico en Farmacia, que consta de dos cursos lectivos (1.300 horas). En el primero se imparten los contenidos teóricos de la formación (operaciones físico-químicas simples, promoción de salud, administración, etc.). En el segundo, se realizan las prácticas en centros de empleo. Para acceder a estos estudios simplemente es necesario tener aprobado el Graduado de Educación Secundaria (ESO). No obstante, esta titulación no es siempre imprescindible: sí para las unidades farmacéuticas en hospitales; demandada para las oficinas de farmacia, y escasamente para las parafarmacias.

También hay cursos de formación ocupacional y de carácter no oficial relacionados con este perfil, cuyas asociaciones profesionales provinciales o regionales (más de una veintena en España) ofrecen cursos de formación continuada para mejorar las capacidades de estos profesionales.

[ ¿Qué perspectivas laborales tienen? ]

Su actividad es más usual en los establecimientos de farmacia que en las unidades de farmacia hospitalaria, pues en estas últimas los farmacéuticos suelen estar ayudados también por otros tipos de auxiliares sanitarios, como los ATS, auxiliares de enfermería o técnicos de laboratorio clínico.

El convenio colectivo para los auxiliares de oficina de farmacia fija una remuneración de 12.570 euros anuales. Un hándicap es que está muy limitada la apertura de nuevas oficinas de farmacia, que está regulada por el Ministerio de Sanidad o los organismos autonómicos competentes.

También puede trabajar en las parafarmacias, que están sufriendo un importante auge en los últimos tiempos (incluso en el mundo de las franquicias) aunque en éstas no es de obligado cumplimiento que el trabajador posea una titulación. Asimismo, otra oportunidad de inserción son los almacenes de medicamentos, tanto de compañías farmacéuticas privadas como de instituciones sanitarias.