Cuando se habla de universitarios uno siempre se imagina a jóvenes de entre 18 y 25 años (más o menos) que estudian una carrera universitaria. Sin embargo, hay otro tipo de ‘universitario’ que no se ajusta a este perfil. Y no estoy hablando de esa persona que retoma sus estudios superiores cuando ya ha superado los 30 o incluso los 40, sino al alumno de la Universidad de Popular.

Aunque toma su nombre prestado, éste no es el lugar donde uno se saca una diplomatura, licenciatura o un doctorado. Allí se imparten otra clase de estudios. Son centros que tienen como finalidad promover la participación social y cultural.

Generalmente, dependen de ayuntamientos o entidades sin ánimo de lucro. Sus puertas, por tanto, están abiertas a todos los vecinos de un determinado lugar, tengan o no recursos económicos. En sus aulas no es difícil ver a un ama de casa compartiendo lecciones con un inmigrante o un joven de 17 años.

Actualmente, en España existen más de 300 universidades populares, que están repartidas por 12 comunidades autónomas. Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía encabezan la lista de las que más centros acogen.

Formación y ocio

Cada año pasan por sus aulas más de un millón de personas quienes, como hemos dicho, no terminan el curso con una titulación bajo el brazo. El plan formativo de una Universidad Popular incluye desde cursos que duran unas horas, hasta talleres de varios meses, pasando por actividades lúdicas puntuales.

Aunque cada centro se encarga de su organización, lo normal es que su programa educativo se divida en cuatro secciones: Educación, Formación, Formación para el empleo y Actividades culturales.

La primera se ha creado para echar un cable a todo aquel que quiere estudiar una enseñanza reglada o volver a hacerlo. Así, se incluyen clases para acceder a la ESO, al Bachillerato o incluso a la universidad. También se imparten clases de alfabetización.

Los cursos de informática e idiomas no faltan ningún año en las universidades populares. Están incluidas en el apartado Formación. Se unen a ellas talleres tan demandados como los literarios, de contabilidad o de fotografía.

Las personas que buscan empleo también tienen un aula reservada. No hay Universidad Popular que no cuente con un programa que les forme para que su búsqueda no sea en vano.

Finalmente, el apartado de Actividades culturales engloba los talleres de ocio y tiempo libre. Todas aquellas personas que quieran introducirse en el estudio de la música o el arte, por ejemplo, tienen ahí una oportunidad. También se organizan actividades deportivas y excursiones.

Por muy poco dinero o nada

Apuntarse a una Universidad Popular no resulta caro, es más, puede salir gratis. Cada año reciben subvenciones de la Comunidad Europea, de algunos ministerios y de los ayuntamientos de los que dependen. Un empujón económico que hace que los alumnos no se tengan que rascar el bolsillo.

Cada centro fija el coste de sus clases, por lo que habría que consultar tarifas para ahondar en el tema. No obstante, nos atrevemos a decir que el precio de las matrículas apenas supera los 20 euros y las mensualidades los 10. Obviamente, el tipo de curso y su duración influyen.

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