La siniestralidad laboral sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes del mercado de trabajo español. Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) son tan demoledores como reveladores y es que el cinco por ciento de las personas ocupadas o que trabajaron en el último año tuvo un accidente en jornada laboral o en el trayecto de su casa al trabajo, o viceversa.

El apartado de ‘Siniestralidad y enfermedades profesionales 2007’ de la EPA destaca que el porcentaje se amplía hasta el 17,8 por ciento en el caso de las personas ocupadas o con alguna experiencia laboral que sufrieron alguna enfermedad el año pasado, situación que han vivido casi seis millones de trabajadores.

De los datos dados a conocer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), es relevante que del total de personas que se accidentaron como consecuencia de su trabajo, el 9,4 por ciento tuvo dos o más percances.

En un análisis por sectores, servicios acaparó casi la mitad de los accidentes laborales, seguido de la industria y la construcción. No obstante, teniendo en cuenta el número de ocupados a nivel sectorial, en la construcción y la industria la proporción de accidentes es superior al peso del sector, mientras que en los servicios es inferior.

Entre las enfermedades más comunes, las principales causas residen en problemas respiratorios y pulmonares, con un 28,2 por ciento, seguidas de problemas óseos, articulares y musculares en caderas, piernas y pies (17,3) y en la espalda (17,2).

Del total de trabajadores que enfermó el pasado año, el 27,3 por ciento sufrió una dolencia que fue provocada o agravada por el trabajo y el 5,2, dos o más. El resto cree que su enfermedad no fue motivada por su labor profesional.

Uno de cada tres ocupados que tuvo una enfermedad laboral no se ausentó ni un solo día del trabajo, mientras que el 15,6 por ciento estuvo de baja entre uno y tres meses y el 13,2 por ciento no asistió al trabajo por un periodo de entre cuatro y 13 días.

Lógicamente, los trabajadores que padecieron alguna enfermedad se incrementan a medida que se avanza en las distintas franjas de edad, alcanzando el 26,7 por ciento entre los hombres de 55 y más años y el 31,1 por ciento en las mujeres de esa misma edad.

Una tendencia a la baja

La siniestralidad desciende este año en Madrid.

Los accidentes mortales en el trabajo registrados en los primeros cinco meses de 2008 en la Comunidad de Madrid han descendido un 12,12 por ciento respecto al mismo periodo de 2007, pasando de 66 a 58. De estos 58 accidentes laborales mortales, 42 se produjeron en la jornada laboral, lo que supone un 6,67 por ciento menos que los 45 registrados entre enero y mayo de 2007. Los 16 restantes fueron ‘in itínere’.

Para luchar contra estos índices de siniestralidad, el gobierno regional ha elaborado el ‘III Plan Director en Prevención de Riesgos Laborales’, que cuenta con un presupuesto de 136 millones de euros y recoge una serie de acciones que están encaminadas a alcanzar un doble objetivo: la mejora continua y progresiva de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo, y la reducción constante y significativa de la siniestralidad laboral.

También se intenta promover la difusión de la cultura preventiva entre todos los ciudadanos en el ámbito local, mediante la realización de coloquios, jornadas o encuentros en centros educativos y otras dependencias municipales, en función de las demandas de los propios ayuntamientos.

Alerta: acoso laboral

Algo más de cinco millones de los trabajadores ocupados se han sentido expuestos a factores adversos para su bienestar mental. En el 81,6 por ciento de los casos, el elemento más negativo eran las presiones temporales o la sobrecarga de trabajo, situación que afecta más a los hombres que a las mujeres, mientras que el 7,4 por ciento (375.100 personas) afirmaba haber sufrido acoso e intimidación, porcentaje que sube hasta el 9,4 por ciento entre las mujeres, según datos del Instituto Nacional de Estadística

Además, 11 de cada cien trabajadores afirma haber sufrido violencia o amenaza de violencia (556.900 personas), porcentaje que se eleva hasta el 11,7 por ciento en el caso de las mujeres.

Construcción, un sector peligroso

La época estival es uno de los momentos críticos en el triste ‘ranking’ de muertes en el tajo.

El sindicato CC.OO. estima que el número de muertes en el sector de la construcción «va en aumento, ante la impunidad de sus responsables y la impasibilidad de la Administración, que no vela por el cumplimiento de las leyes y el convenio».

Así, la formación sindical ha mostrado su preocupación por la evolución que pueden tener las cifras de siniestralidad en verano y, en concreto, en julio, agosto y septiembre, al considerar que la época estival «es propicia para los abusos empresariales en materia de horas extraordinarias y prolongaciones de jornadas». Según indicó el sindicato, durante el verano los índices de mortandad por accidente de trabajo en el sector se disparan como consecuencia de estos factores.

La Federación de Construcción, Madera y Afines de CC.OO. (Fe-coma) ha destacado que Madrid es una de las comunidades autónomas donde más muertes se produjeron en el sector de la construcción en los seis primeros meses de 2008, un total de 15, por detrás de Andalucía, con 32 trabajadores fallecidos, y Valencia, con 16.

Un total de 146 trabajadores de la construcción fallecieron por un accidente laboral durante la primera mitad del año, lo que supone un incremento del 5,7 por ciento respecto a lo sufrido en el mismo periodo del año 2007.

Por ello, Fecoma reclamó al Ministerio de Trabajo la necesidad de aumentar las inspecciones para garantizar el cumplimiento de la legislación laboral en materia de contratación, estabilidad en el empleo y prevención de riesgos laborales, y paralizar todos los tajos donde exista riesgo inminente para la vida de los trabajadores.

Según los datos recabados por el sindicato, los trabajadores con edades comprendidas entre los 16 y los 35 años son los que más siniestros registraron en la construcción durante el segundo trimestre del año.

Después se situaron los mayores de 50 años, que sufrieron el mayor número de muertes por accidente laboral del sector, especialmente en los meses de abril y junio.

Formación, un arma de largo alcance

La formación es una de las armas más eficaces en la lucha contra la siniestralidad y buena muestra de ello es la labor que realiza la Fundación Laboral de la Construcción que ha destacado recientemente que el número de trabajadores del sector que han recibido algún tipo de curso se ha duplicado en cinco años, hasta alcanzar las 66.000 personas en 2007. El vicepresidente de la institución, Fernando Serrano (Fe-coma-CC.OO.), además, ha hecho hincapié en la necesidad de incrementar los esfuerzos para acelerar el proceso de implantación de la Tarjeta Profesional de la Construcción (TPC) y ha subrayado el elevado número de accidentes que se siguen registrando en la construcción.

Por su parte, Manuel Fernández ‘Lito’ (MCA-UGT) ha precisado que en 2008 se van a poder comprobar «los primeros resultados positivos de dicha normativa aprobada en 2007» y subrayó la importancia de los Registros de Empresas Acreditadas, tal como establece la Ley de la subcontratación, «como un elemento que redundará en la lucha contra la siniestralidad».

Paralizados por el riesgo

Más del 85 por ciento de las paralizaciones de obras en materia de seguridad se realizan en la construcción, según ha denunciado recientemente el sindicato UGT de Madrid al dar a conocer los resultados del ‘Plan Territorial de Objetivos de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social de Madrid 2007’.

El número de paralizaciones ascendió a 135, todas ellas realizadas dentro del plan especial de refuerzo de la seguridad de la construcción en verano, lo que, según el sindicato, «pone de manifiesto el grado de incumplimiento en las condiciones materiales de las obras de construcción y las graves consecuencias que se pueden derivar de estas malas condiciones». En la campaña sobre obras singulares se actuó con especial intensidad en las obras de soterramiento de la M-30, la ampliación del suburbano y la construcción de un túnel para los ferrocarriles de cercanías.

El informe demuestra la «necesidad de aplicar medidas preventivas por parte de los empresarios que impidan que sucedan este tipo de accidentes, ya que si se hubieran adoptado las medidas oportunas la mayoría se hubiesen podido evitar».

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