El currículo es una de las herramientas más importantes para acceder a un empleo, es nuestra tarjeta de visita, la primera información que recibe la empresa acerca de nosotros, así que debemos cuidarlo al máximo para que cumpla su objetivo: captar la atención de quien lo lea para que nos convoque a una entrevista personal.

Todo currículo debe incluir tres datos que nunca se deben obviar. Son los correspondientes a la manera de contacto, la formación cursada y la experiencia profesional, pero la información que incluyamos en cada uno de ellos puede presentarse de forma diferente en función de nuestro perfil y de lo que deseemos destacar.

No es lo mismo un currículo de un recién licenciado sin experiencia que el de un profesional joven, pero con experiencia o el de una persona mayor de 40 años. Si tu perfil coincide con alguno de ellos los consejos que te proponemos pueden ayudarte a preparar tu currículo.

Titulado sin experiencia

Tu formación es sólida y actual, pero apenas has tenido oportunidad de ponerla en práctica. Es una carencia que no tiene porqué convertirse en un problema. Tu currículo debería empezar con los datos personales y la formación, que ha de ser breve: basta con indicar la carrera o ciclo de FP cursados, la universidad o escuela donde se estudiaron y la especialidad elegida. No es necesario mencionar el BUP o la ESO, a no ser que eso ayude a alargar un currículo corto.

Si has tardado más de lo previsto en acabar los estudios, el año de inicio se puede obviar para que el entrevistador no crea erróneamente que eres un mal estudiante. Muchas veces el motivo está en haber compaginado las clases con un trabajo o cursos complementarios, algo que ya explicarás en la entrevista.

El apartado de experiencia ha de ser el más extenso aunque tengas poca. Debes incluir las prácticas de trabajo, pero sin la coletilla de becario o colaborador. Lo importante es detallar el período, nombre de la compañía y sector o actividad a la que se dedica y sobre todo las funciones desarrolladas.

Si durante los estudios has formado parte de una júnior empresa debes indicarlo y también mencionar el proyecto de fin de carrera o algún trabajo de investigación y análisis de cierta envergadura realizado en los últimos cursos.

Tampoco está de más hacer referencia a empleos remunerados o voluntarios que no estén relacionados con la carrera cursada: desde dar clases hasta hacer de camarero. Pero no hay que incluirlos en el apartado de experiencia sino en el de otros datos de interés.

Formar parte de asociaciones culturales y deportivas o ser monitor/a de un esplai también es información que interesa a las empresas. Dice de ti que has empezado a desarrollar habilidades como el trabajo en equipo, la capacidad de comunicación o la toma de decisiones.

En caso de haber participado en premios o concursos para universitarios o tener hobbies que vayan más allá de leer, ir al cine y escuchar música, vale la pena que los menciones en el apartado de otros datos de interés. Para terminar, indica si tienes coche o carné de conducir y tu disponibilidad horaria.

Joven, pero con tablas

No deberías tener problemas a la hora de preparar el currículo ya que, en principio, ninguno de los apartados de tu candidatura está desequilibrado. Pero quizá tenga lagunas. Por ejemplo, llevar más de cinco años en una misma empresa puede dar a entender al experto en selección que estás estancado.

Y lo mismo sucede si lo último que aparece en el apartado de formación de tu currículo es la carrera universitaria. Eso puedes corregirlo en el currículo, sin engaños, desglosando la evolución real de tu trayectoria profesional y formativa: La experiencia, aunque haya sido en la misma empresa, debe detallarse por años de acuerdo con las diferentes responsabilidades, misiones y funciones asumidas a lo largo del tiempo.

Aunque no hayas hecho ningún master o postgrado, probablemente has asistido a cursos impartidos por la empresa o a jornadas y seminarios que te han servido para actualizar conocimientos. Detállalos en el currículo dentro del apartado de formación.

Para remarcar que eres una persona dinámica, adaptable a los cambios y con capacidad de aprendizaje, puedes mencionarlo en la carta de presentación. Y para captar el interés del experto en selección tu currículo debe empezar siempre por la experiencia detallando las funciones, responsabilidades, logros y habilidades desarrolladas en el último trabajo y en los anteriores.

Si tu experiencia es extensa, no hace falta que menciones los cargos ocupados hace años -demasiado alejados en el tiempo-, a no ser que aporten información realmente interesante.

En el apartado de formación conviene que destaques especialmente los estudios de formación continuada: masters, postgrados, cursos de especialización, asistencia a jornadas, etc. La carrera o título de FP han de indicarse, pero de forma breve.

Mayor de 40 años

Tu principal handicap es la edad ya que en general las empresas prefieren contratar personas más jóvenes. En algunos procesos se podría descartar tu currículo al ver que tienes más de 40 años. Para evitarlo puedes incluir esa información al final, de forma que no condicione la opinión del experto antes de leer el currículo.

Tu punto fuerte es la experiencia, por lo que ese es el apartado que más has de explotar. Conviene que detalles por orden cronológico las empresas donde has trabajado empezando por la última. No es necesario hacer referencia a todos los empleos. Incluso puede ser conveniente no mencionar los más antiguos porque seguramente no fueron relevantes y su fecha está muy alejada en el tiempo. Es mejor concentrarse en la última etapa de la vida laboral. Hay que destacar las funciones realizadas, lo aportado y las habilidades adquiridas.

A las empresas les preocupa el dinamismo: buscan profesionales motivados, con ilusión y ganas de trabajar y creen que eso sólo lo van a encontrar en un joven. Hay que desterrar esa idea enviándoles un currículo que transmita entusiasmo, pero sin que parezca forzado. Los verbos de acción en primera persona (hice, logré, desarrollé…) ayudan a conseguirlo.

Otro punto en contra es la idea generalizada de que una persona de cierta edad tiene dificultades para adaptarse a los cambios. Por tanto, conviene destacar -sin engaños- la capacidad para hacer frente a nuevas situaciones y el interés por el aprendizaje continuo.

© Laboris

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