Por Francesc González Navarro

ICS Grupo

Director General

No es un título oportunista aprovechando los cinco millones de parados sino una respuesta a la cantidad de currículums, contactos y llamadas que en los últimos meses estamos recibiendo de profesionales que “están en búsqueda de un nuevo proyecto”, eufemismo de: “me han despedido” o “mi empresa ha cerrado”. Son pocos los que dejan un puesto de trabajo hoy sin tener claro un nuevo destino, pero hay que decir que también se da el caso, en general por desacuerdo con la política o el estilo de sus superiores inmediatos. En el ámbito profesional, “estar en búsqueda de un nuevo proyecto” se acepta mejor que cualquier otra de las fórmulas, además de ser bueno para el amor propio, que no es poco.

Algunos de estos directivos y mandos que están buscando empleo, y para muchos puede ser la primera vez en su vida, están muy desorientados si bien como buenos directivos se plantean muy seriamente el trabajo de buscar trabajo y son conscientes de que deben seguir una metodología, establecer unas rutinas diarias y sobre todo “mover” su agenda, que en muchos casos es limitada, sobre todo cuando has estado toda tu vida en la misma empresa o sector.

Manuales de búsqueda de empleo los hay de todos los colores así que no quiero empezar aquí a explicar lo de siempre sino aportar una visión distinta , complementaria teniendo en cuenta que nos encontramos en un escenario distinto del que conocíamos, unas tendencias que se imponen, unos sectores que progresan y otros que desaparecen, una nueva globalización que ahora también afecta al empleo y sobre todo unos canales de comunicación completamente distintos y que son la clave del éxito de nuestro mensaje.

Tampoco es lo mismo buscar un primer empleo, que buscar uno nuevo cuando ya llevamos diez años de experiencia o buscar empleo a partir de los cuarenta y cinco o cincuenta, cuando ya se lleva a las espaldas toda una vida profesional. Aunque objetivamente hablamos de lo mismo y es igualmente grave, este último colectivo es el que más me preocupa.

Dirigidas especialmente a estos profesionales súper “sénior”, en este artículo quiero hacer unas reflexiones constructivas que espero sean de ayuda y contribuyan si es posible al éxito de la misión.

Un primer análisis de posibilidades arroja cinco resultados posibles.

1. El más deseado, en muchos casos, es un nuevo empleo estable “haciendo lo que sé hacer” y aportando mi larga experiencia que a buen seguro va a ser valorada …

2. Otra posibilidad es la consultoría, porque “después de tantos años y tantas experiencias”…

3. También existe la posibilidad de dedicarse a la docencia. En muchos casos doblemente interesante porque no vamos sobrados de experiencia práctica en las aulas.

4. Por otro lado aparece, cada vez más, la figura del Interim Manager que empieza ya a ser conocida y valorada por nuestras empresas.

5. Y finalmente la posibilidad de crear la propia empresa no necesariamente relacionada con la consultoría sino con los productos o servicios en los que se es experto o reconocido profesional.

También podemos considerar la posibilidad de una combinación entre algunas de estas salidas compatibles como son la 2, 3 y 4, o 3 y 5. Incluso la opción 1 a tiempo parcial combinada con la 3, etc.

Si analizamos las necesidades desde la óptica del empleador, se impone la inmediatez. No tan evidente en otras coyunturas. Y no porque hayamos perdido de vista la necesidad de mirar a medio y largo plazo, sino porque estos conceptos han cambiado también por el hecho del aumento de la velocidad del cambio.

Así pues, aquella figura del profesional experto, generalista, conductor de equipos, formado en la prudencia y en la cultura de trabajar por objetivos a corto, medio y largo plazo, con la que tanto nos identificamos, lamentablemente no está de moda.

Aunque yo pienso que hora es más necesario que nunca este perfil, la realidad es que las empresas buscan mucho más Directores Comerciales agresivos para recuperar terreno o desplazar a la competencia, Expertos Financieros que les ayuden a gestionar el área económica en un momento especialmente difícil, o Profesionales con un perfil internacional de Business Development Manager para abrir nuevos caminos. Y es comprensible.

Repasando las opciones o salidas posibles, quisiera hacer algunas observaciones, tanto para el candidato como para la empresa que quiere contratar, porque el objetivo es la suma de intereses y encontrar aquel punto que llamamos win-win:

Opción 1: Hay que dejar de pensar en proyectos a largo plazo, no obsesionarse porque el “candidato” tenga “recorrido” y no necesariamente hay que contratar “full time”. Este es un error que de aquí a unos años nos parecerá raro que hayamos cometido. De la misma forma que nos parecerá absurdo que en cada oficina exista un espacio definido con nombre y apellido, una mesa , una silla y un ordenador “dedicados” a cada empleado, nos costará entender porque fórmula mágica resulta que la ocupación óptima para un puesto de trabajo son 40 horas por semana, debiendo buscar misiones, funciones y tareas que “llenen” este tiempo, cuando, en muchos casos una dedicación de 20 o 30 horas sería suficiente y permitiría al profesional un equilibrio mejor entre su vida profesional y otras actividades, remuneradas o no, que formarían parte de su vida personal o profesional. Y respecto al “recorrido”, si buscamos resultados, el candidato óptimo no importa si tiene 30 o 50 años, porque hoy en día un profesional con 50 años de edad tiene por lo menos un recorrido de 15 años en plenas facultades y disfrutando de una experiencia inestimable que, sobre todo, le evitará cometer muchos errores fruto de la inexperiencia o precipitación de algunos más jóvenes y bien preparados.

La Opción 2: Hacerse consultor. Cuando se llevan muchos años de experiencia, parece una buena salida, sin embargo hay que valorar las propias competencias porque un buen consultor, aparte de ser experto en el tema que trate, debe ser buen vendedor de sus servicios y debe inspirar absoluta confianza, más allá de los conocimientos técnicos o de organización que se le suponen. Además debe organizar su portfolio de servicios de forma coherente y sólida, evitando ser demasiado generalista (hay muchos) y avanzando de forma estructurada en varios frentes como son la propia imagen, la selección del producto, la puesta al día permanente en las disciplinas elegidas y la gestión de la propia agenda y contactos que es, probablemente, de donde pueden salir sus primeros encargos. No es fácil ni inmediato pero si se tienen las competencias requeridas puede ser una opción.

Opción 3: La docencia es una asignatura que, para determinados perfiles, debería ser de obligado cumplimiento ocupando en las aulas un espacio necesario, muchas veces cubierto por académicos preparados e informados pero que no han pisado nunca una empresa o cuya experiencia empresarial es muy limitada. Es pues una buena salida, a tiempo parcial, para aquellos profesionales expertos que por una u otra circunstancia disponen de tiempo para dedicarse a ello. Lo recomiendo encarecidamente y la universidad y las futuras generaciones de dirigentes nos lo agradecerán.

Opción 4: Interim Management, que se está consolidando en España es también una buena opción. Existen miles de empresas con necesidades que pueden ser resueltas por expertos profesionales, no necesariamente full time y sin necesidad de cargarse con pesadas estructuras. Apuesto por esta fórmula, moderna, sostenible, económica, eficaz y excelente salida para los profesionales con experiencia.

Falta que las empresas pequeñas y medianas se den cuenta también de las grandes ventajas que supone contratar por un tiempo determinado el conocimiento y la experiencia que necesitan en un momento dado pero sin suponer una carga para la empresa una vez cumplida la misión.

Y llegamos a la quinta Opción: Crear su propia empresa.

Hace poco leía en unos “papeles” de ESADE que el porcentaje de nuevos emprendedores en España es bajo, que la mitad son jóvenes entre 18 y 34 años, que las iniciativas emprendedoras son más por necesidad (59%) que por oportunidad, que por primera vez desde el 2009 se cierran más empresas que las que se abren, y que los españoles, en general, no son favorables al emprendimiento por el riesgo que supone y el miedo al fracaso, estigmatizado aquí a diferencia de otros países más avanzados en cultura empresarial.

Visto así, no parece que vaya a ser la opción más elegida por un profesional más allá de los cincuenta pero existen multitud de oportunidades que se presentan para estas personas, que por el motivo que sea han dejado su puesto operacional o funcional en una organización y disponen, en muchos casos, de un capital, quizás no enorme, pero si suficiente para iniciar un proyecto personal. Desde la constitución de una franquicia, hasta la comercialización de sus aptitudes, competencias y conocimientos en forma de productos o servicios para las empresas. Empresas que cada vez más buscan externalizar determinadas actividades para reducir estructuras e invertir todo sus recursos en la esencia de su negocio en vez de en servicios que no aportan valor diferencial, pero que siendo necesarios no tienen porqué ser asumidos por la propia organización.

Para acabar me gustaría comentar la utilidad de algunas técnicas de innovación aplicadas al proceso de reflexión sobre un nuevo empleo o un “nuevo proyecto personal”.

En el ámbito de la innovación, que tiene mucho que ver con método, procesos y sistemas, además del estímulo necesario de la creatividad, existen técnicas para “sacudir” las convicciones, las anclas, los tópicos. Técnicas que ayudan a visualizar posibilidades, a veces absurdas, otras no tanto, pero siempre refrescantes y enriquecedoras.

Cuando recibimos cualquier tipo de información por los canales y las formas habituales, requerimos muy poco esfuerzo por parte del cerebro. Es por esto, también, que se aconseja, para desarrollar ideas innovadoras ir a ver todo lo contrario de nuestra competencia. Es viendo como hacen las cosas los fabricantes de chocolate que es probable encontremos alguna idea disruptiva para nuestro negocio de automóviles, sea en producto, en proceso en comercialización, en comunicación o en marketing.

A veces también visualizando escenarios y limitaciones importantes que obligarían a hacer las cosas de otra forma, como por ejemplo y pensando en nuestro caso.

“Supongamos que no existe el puesto que busco… ¿qué podría hacer?”

“¡supongamos que solo puedo encontrar un trabajo para seis meses!”

“¿Qué pasaría si tuviese que trabajar en un sector completamente distinto al de toda mi vida?”

“… y qué puedo yo ofrecer en un sector así?”

“¿Por qué me contrataría alguien?”

“… y si no estoy seguro de que alguien me contratara… ¿por qué es? ¿qué me falta? y ¿qué puedo hacer para compensar esta falta de competencia? ¿Puedo?

“¿qué hago si ahora resulta que mi puesto se valora un 40% menos que antes?”

“… y si el puesto que busco ¿solo existe fuera de España?”…

Trabajar estos escenarios y otros que se nos ocurran, ayuda a centrarnos y tomar conciencia de la cantidad de posibilidades que tenemos porque las tenemos pero para ello debemos liberarnos de algunas limitaciones, muchos prejuicios y sobre todo, pensar que a los cincuenta estamos en uno de los mejores momentos de nuestra vida y que “encontrarnos a la búsqueda de un nuevo proyecto” puede ser el inicio de una nueva, larga y satisfactoria vida profesional.