La crisis económica de 2008 ha afectado negativamente la tasa de empleabilidad de los jóvenes españoles menores de 25 años que, a día de hoy, es del 41,66%. Según los datos del servicio público de empleo español (SEPE), el número de jóvenes en el mercado laboral ha descendido notablemente desde el inicio de la crisis. Esta situación ha afectado indistintamente a hombres y mujeres y ha propiciado que el tipo de contratación de este colectivo sea más precario.

 

La realidad que atañe a los jóvenes españoles se puede generalizar a todo el país, siendo Andalucía la Comunidad Autónoma que presenta una tasa de desempleo más alta, con un 54,06%. Es por eso que el Gobierno ha puesto en marcha una serie de medidas, como por ejemplo la Estrategia Española de Emprendimiento y Empleo Joven o la Garantía Juvenil, para intentar revertir esta situación. Así mismo, la implicación de las empresas en la contratación y la formación de los jóvenes se percibe como un punto clave para disminuir la tasa de desempleo juvenil.

Análisis de la situación

El empleo juvenil en España está caracterizado por una fuerte temporalidad y por jornadas d trabajo reducidas. Según los datos de Eurostat, el 57,40% de hombres y mujeres de entre 15 y 29 años en España trabaja a tiempo parcial, mientras que en la Unión Europea lo hacen el 32,3%. Los jóvenes entre 15 y 19 años aluden a “estar estudiando” como motivo principal para no encontrar trabajo a tiempo completo. A medida que la edad incrementa, la imposibilidad de encontrar un trabajo de estas características es el motivo principal por el que los jóvenes españoles recurren a trabajos a tiempo parcial.

A través de los datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística, se puede evidenciar que, desde el inicio de la crisis económica, se ha producido un cambio de tendencia en cuanto al género: los hombres presentan una tasa de desempleo juvenil superior a la de las mujeres. Esta realidad se xplica porque los sectores en los que la crisis ha tenido un mayor impacto empleaban mayoritariamente a hombres.

Ante la imposibilidad de encontrar trabajo, el desempleo juvenil se ha convertido, en muchos casos, en desempleo a largo plazo (superior a doce meses). En el caso de los jóvenes de entre 15 y 19 años la tasa de desempleo se sitúa en un 12,2% siendo en Europa del 3,9%. En cambio, antes de la crisis la misma tasa era de un 3,5% en el caso de España (9 puntos menos aproximadamente) y de un 3,1% en el caso de la media europea. Si ampliamos el rango de edad de 15 a 29 años, España (11%) duplica la media de Europa (4,9%).

La tasa de empleo juvenil de España (20%) está muy por debajo de la media europea (35%) según los datos del Banco Mundial. Tan solo Grecia e Italia presentan unas tasas de empleo juvenil menores. Entre 2008 y 2016, la pérdida del empleo juvenil en España ha sido de 15 puntos (1 de cada 5 jóvenes españoles tiene empleo) mientras que en Europa ha sido de 3 puntos.

Las causas que explican el porqué de esta situación son las deficiencias del sistema educativo y las del mercado laboral, así como la falta de experiencia. Por un lado, el ratio de abandono escolar en España (1 de cada 5 jóvenes abandona los estudios sin la ESO) es el segundo más alto de Europa, tan solo por detrás de Malta. La falta de formación por parte de los jóvenes españoles es una limitación a la hora de encontrar trabajo. Por otro lado, el mercado de trabajo español no puede absorber el número de graduados españoles (un 33,1% de los jóvenes entre 20 y 29 años). Aún así, en comparación con el 54,42% de los jóvenes españoles entre 20 y 25 años que no tienen estudios y no encuentran trabajo, solo el 28,27% de los jóvenes españoles con estudios están desempleados, según los datos del INE.

Tipos de empleo

Ante la realidad que deben afrontar los jóvenes españoles se abren distintas opciones:

Trabajar por cuenta ajena: estos trabajos están ligados a una elevada tasa de temporalidad y parcialidad.

Trabajar por cuenta propia: la tasa de actividad emprendedora de los españoles se sitúa en el 5,2%, un 9% inferior respecto al año anterior. Además España tiene una de las tasa más bajas de intención de emprendimiento a nivel internacional. En contraste, según Eurostat, el autoempleo juvenil de los españoles representa un 7% del total de la UE, colocando a España en sexta posición.

Go abroad: según el último informe anual de EURES los países de destino con más demanda son el Reino Unido, Alemania y Suiza. A nivel de formación, más de la mitad de los solicitantes son titulados universitarios, es decir, se produce una fuga de talentos.

El papel del gobierno

La estrategia que plantea el Gobierno para hacer frente a esta situación se basa en una serie de medidas a largo plazo combinadas con ayudas e incentivos de aplicación inmediata. Hay dos documentos que ejemplifican a la perfección las medidas que prevé el Gobierno para paliar esta realidad:

Estrategia Española de Emprendimiento y Empleo Joven: este documento plantea cien estrategias para mejorar el empleo. Quince de ellas son a corto plazo y las ochenta y cinco restantes son a largo plazo, como por ejemplo, mejorar las competencias idiomáticas o fomentar la contratación indefinida.

Garantía Juvenil: este plan garantiza, en un plazo de cuatro meses, una oferta de empleo, educación continua, formación de aprendiz o un período de prácticas a los jóvenes menores de 25 años que se encuentren en el paro o que hayan acabado la educación formal y que lo soliciten.

El papel de las empresas

Como agente económico y parte de la sociedad, las empresas deben colaborar para revertir la situación de los jóvenes españoles. En este sentido, es importante que las empresas apuesten por el talento joven. En un mercado competitivo donde la innovación es cada vez más determinante, el dominio que tienen los jóvenes de las nuevas tecnologías y el mundo online se antoja como un factor clave para mantener la competitividad. Por lo tanto, su contratación puede responder a una decisión estratégica.

Además, los acuerdos entre empresas y centros de formación para una educación conjunta serán necesarios para que los jóvenes puedan satisfacer las demandas específicas del mercado en el futuro.

También es básico que las empresas fomenten proyectos individuales de formación y capacitación con el objetivo de motivar a los trabajadores y, en consecuencia, sacar un beneficio mutuo. En este sentido, el plan de carrera, ofrece al trabajador una mayor formación para poder ascender dentro de la empresa y sentirse más integrado y valorado.

El papel de los jóvenes

Los jóvenes deben tratar de diferenciarse del resto para ser más competitivos y mejorar su empleabilidad. Las competencias transversales, que se atribuyen a la capacidad de poner en práctica los conocimientos adquiridos, son las más valoradas dentro del mercado laboral y, por tanto, las que más deben trabajar los jóvenes españoles. Algunos ejemplos son: la actitud personal, el compromiso, la gestión del tiempo, la adaptación y flexibilidad, la polivalencia y versatilidad, las competencias digitales, las habilidades sociales, el trabajo en equipo y la iniciativa, la creatividad e la innovación.