No hay que dejarse agobiar por la situación o la necesidad y hay que saber que existen variables más importantes que el sueldo. ¿Cómo escoger la mejor oferta laboral?

En la actualidad, mal que nos pese, el hecho de no tener trabajo o estar en el paro es una situación demasiado normal o común. No obstante, y debido a este factor, cuando disponemos de una o varias ofertas laborales primamos el hecho de conseguir un empleo, cualquiera, a saber priorizar nuestras necesidades y analizar el futuro que nos puede deparar. Craso error.

No obstante,  y si se tiene la suerte de poder decidir  entre dos o más ofertas de trabajo, que a simple vista parecen igual de tentadoras, la decisión se vuelve aún más compleja. La necesidad puede ser un factor en contra y, si bien parece difícil, lo cierto es que para realizar una buena elección hay factores que deben tomarse en cuenta y otros que -aunque parecen fundamentales- es mejor no priorizarlos.

Por tanto, ¿el sueldo será la única variable a tomar en cuenta?  Definitivamente es un hecho a tomar en cuenta, pero no el único, y muchas veces ni siquiera el más importante. Actualmente se habla de un nuevo concepto que es el “salario mental”, aquella remuneración en la que un componente fundamental es la calidad de vida privada del empleado. 

En el salario mental se abordan varios aspectos, que harán que, a la larga, el sueldo final no sea tan importante o se vea modificado por diferentes variables como el tiempo libre para asuntos personales, horario laboral flexible o el cómputo de horas laborales por año y no por día o semana.

Además, hay factores altamente importantes a la hora de decidirse por una oferta laboral o elegir entre varias como, por ejemplo, la ubicación de la empresa, el gusto por las funciones a realizar, las posibilidades de crecimiento dentro de la empresa o un buen equipo de trabajo, recomendaciones del personal que ya trabaja allí, los principios o valores de la empresa y su labor social, etc.

A parte de lo explicado, es igual de importante analizarse a sí mismo y despejar las dudas que pueden aparecer ante esta situación específica. El cargo para el cual me estoy inscribiendo  ¿es realmente el que quiero desempeñar? ¿me ayudará a crecer? ¿me otorgará el futuro que espero? ¿me permitirá compaginar mi vida personal? ¿el área en que me desempeñaré tiene que ver con lo que quiero en términos profesionales?

Lo principal es alcanzar la satisfacción personal y profesional, en conjunto y no por separado. En definitiva, en un futuro, echar la vista atrás y no arrepentirte de la decisión tomada.